Es más fácil aparcar un coche en el centro de la ciudad que una bicicleta, donde no hay aparcamientos o han sido retirados

 Es más fácil aparcar un coche en el centro de la ciudad que una bicicleta, donde no hay aparcamientos o han sido retirados


 

El Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca lamenta que la semana de la movilidad se quede, un año más, en una mera operación de propaganda y autobombo, sin la aplicación de medidas reales y permanentes en materia de movilidad sostenible.

Un año más, dentro del marco de la Semana Europea de la Sostenibilidad, el Ayuntamiento de Salamanca ha presentado ante los medios de comunicación el programa municipal con el lema: Por tu salud, muévete de forma sostenible.

Entre las obligaciones que conlleva a nivel europeo la celebración de esta semana la más relevante es la toma de medidas de carácter permanente relacionadas con la movilidad y el tráfico de la ciudad. Si observamos detalladamente la programación, esta consiste en una exposición de “vehículos limpios”, actividades con mayores centradas en la fotografía, actividades divulgativas en las bibliotecas, talleres infantiles, teatro infantil, taller de bicicletas, recorridos urbanos en bicicleta, talleres de mecánica, puertas abiertas del museo de la automoción (un centro que ensalza el coche individual a lo largo de la historia de este medio tan contaminante), y finalmente el solitario día “un día sin mi coche” en el que el autobús es gratuito.

Todas estas medidas de concienciación son convenientes y necesarias, pero, lamentablemente se quedan en el “software”, en lo virtual, la propaganda y el autobombo. El Ayuntamiento no ha anunciado, dentro del contexto de la semana de movilidad sostenible, ni una medida permanente que suponga un cambio irreversible, que no sólo dure una semana o un día, que contribuya a la lucha contra el cambio climático; que es la más preocupante amenaza a la calidad de nuestras vidas, las nuestras, y por muchos siglos la de nuestros descendientes. Concienciar está bien, pero si la ciudad, sus infraestructuras viales y las normas de tráfico se convierten en un incentivo a la utilización del coche individual que es el que acapara la mayor parte de las vías públicas, todo resulta inútil, pues las personas que circulan a pie o en bicicleta se enfrentan a unos viales hostiles.

Hace varios meses el Ayuntamiento aprobó la declaración de emergencia climática pero poco o nada se ha reducido la contaminación real del aire y la acústica generada por el tráfico rodado. Es más fácil aparcar un coche en el centro de la ciudad que una bicicleta, donde no hay aparcamientos o han sido retirados. Los carriles bicis, aunque se están ampliando, responden a una red centrífuga, que rodea el centro de la ciudad (algo que no le sucede al coche) y que se basa en trazados aislados y discontinuos.

Las calles se diseñaron de obra para los coches y cuando se “pinta” un nuevo carril bici se hace sobre la acera, reduciendo su anchura y generando conflictos con los peatones. La implantación de un carril bici no promueve la movilidad sostenible si no es a costa de reducir espacios y oportunidades para los coches que son los responsables de la contaminación y de los accidentes graves por atropellos.

El transporte público es otro convidado de piedra. Su recorrido se ve constantemente ralentizado y obstaculizado por el coche individual que invade las paradas aparcando directamente, o los carril-bus. Existen viales muy centrales y congestionados que cuentan hasta con 3 carriles por sentido y no se reserva uno en exclusiva para el transporte público con sucede en el resto de ciudades civilizadas. Es necesario expulsar al automóvil del centro de la ciudad y dejar los viales libres para el transporte colectivo.

La Unión Europea ha fijado la participación ciudadana en la Semana Europea de la Movilidad Sostenible como un pilar fundamental en su programación. Es evidente que los colectivos ecologistas que llevamos décadas luchando por una movilidad sostenible y contra el cambio climático en esta ciudad, deberían de ser uno de los interlocutores básicos, no exclusivos por supuesto, en ese proceso participativo.

Pues bien, sistemáticamente, todos los años el Ayuntamiento incumple de plano esta obligación. Se limita recabar la colaboración de un club relacionado con la bicicleta, para salvar el expediente e impedir que los grupos ecologistas participen en esta programación. Es evidente que este colectivo ciclista tiene todo el derecho, avalado por años de brillante actividad en este tipo de semanas sostenibles, a participar en este acontecimiento, pero esta asociación especializada no puede ser representativo en exclusiva de la participación ciudadana de las asociaciones ambientales.

Esperemos que en sucesivas convocatorias el ayuntamiento haga efectivo el principio real de la participación ciudadana en materia de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático.

Por: Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca





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