Algunos alimentos ultraprocesados acortan la vida

 Algunos alimentos ultraprocesados acortan la vida


Las personas que comen más alimentos ultraprocesados tienen una tasa de mortalidad ligeramente superior al de las que no los consumen. Lo señala un estudio publicado en ‘The BMJ‘ que ha analizado datos de más de 110.000 personas seguidas durante más de 30 años en EE.UU. El informe muestra que la correlación entre ingesta de comida ultraprocesada y mortalidad por todas las causas era más fuerte para el grupo de productos a base de carne, ave y marisco, las bebidas azucaradas, los postres lácteos y los alimentos para el desayuno ultraprocesados.

Los investigadores, no obstante, aseguran que no todos los productos alimenticios ultraprocesados deberían restringirse universalmente, pero sus hallazgos « aportan respaldo para limitar el consumo de ciertos tipos de alimentos ultraprocesados para la salud a largo plazo».

Los ultraprocesados incluyen productos horneados y snacks envasados, bebidas gaseosas, cereales azucarados y productos listos para comer o calentar. A menudo contienen colorantes, emulsionantes, aromas y otros aditivos y suelen tener un alto contenido energético, azúcar añadido, grasas saturadas y sal, pero carecen de vitaminas y fibra.

Javier Sánchez Perona, científico titular del Instituto de la Grasa-CSIC destaca que se trata del primer estudio de gran alcance en el que se asocia el consumo de subcategorías de ultraprocesados con la mortalidad por determinadas enfermedades. «Su conclusión principal es que, si bien existen diferencias entre grupos de ultraprocesados, todos ellos se asocian con incrementos en la mortalidad total y la mortalidad debida a diferentes enfermedades, lo que apoya la evidencia actual que recomienda reducir este tipo de alimentos en la población».

Cada vez hay más pruebas que vinculan los alimentos ultraprocesados con un mayor riesgo de obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer de intestino, pero pocos estudios a largo plazo han examinado los vínculos con todas las causas y con causas específicas de muerte, especialmente las debidas al cáncer.

Cada vez hay más pruebas que vinculan los alimentos ultraprocesados con un mayor riesgo de obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer de intestino

En este trabajo, los investigadores analizaron la salud a largo plazo de 74.563 enfermeras registradas de 11 estados de EE. UU. en el Estudio de las Enfermeras (Nurses’ Health Study) y de 39.501 sanitarios masculinos de los 50 estados de EE. UU. en el Estudio de los Profesionales Sanitarios (Health Professionals Follow-up Study) sin antecedentes de cáncer, enfermedades cardiovasculares o diabetes al momento de la inscripción al estudio.

Cada dos años los participantes proporcionaron información sobre su salud y hábitos de vida, y cada cuatro completaron un cuestionario alimentario detallado.

Durante un período de seguimiento promedio de 34 años, se identificaron 48.193 muertes, incluidas 13.557 por cáncer, 11.416 por enfermedades cardiovasculares, 3.926 por enfermedades respiratorias y 6.343 por enfermedades neurodegenerativas.

En números absolutos, la tasa de muerte por cualquier causa entre los participantes en el trimestre más bajo y alto de ingesta de alimentos ultraprocesados fue de 1.472 y 1.536 por 100.000 personas-año, respectivamente.

El estudio encontró que los participantes con un consumo más alto de alimentos ultraprocesados (7 porciones por día en promedio) tenían un riesgo ligeramente mayor de muerte total y de otras causas, incluyendo muertes neurodegenerativas, en comparación con aquellos con un consumo más bajo (3 porciones por día en promedio). Sin embargo, no se encontraron asociaciones con muertes por enfermedades cardiovasculares, cáncer o enfermedades respiratorias.

La asociación entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y la muerte varió entre grupos de alimentos específicos, siendo los productos listos para comer a base de carne, aves y mariscos los que mostraron las asociaciones más fuertes y consistentes, seguidos por las bebidas endulzadas con azúcar y endulzadas artificialmente, y los postres lácteos. y alimentos ultraprocesados para el desayuno.

Y la asociación fue menos pronunciada después de tener en cuenta la calidad dietética general, lo que sugiere que la calidad dietética tiene una influencia más fuerte en la salud a largo plazo que el consumo de alimentos ultraprocesados, señalan los autores.

Estudio observacional

Los autores reconocen que se trata de un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto; además, añaden, el sistema de clasificación de alimentos ultraprocesados no captura toda la complejidad del procesamiento de alimentos, lo que lleva a una posible clasificación errónea.

Y otro factor para tener en cuenta es que los participantes eran profesionales de la salud y predominantemente blancos, lo que limita la generalización de los hallazgos.

Los investigadores enfatizan asimismo que no todos los productos alimenticios ultraprocesados deberían restringirse universalmente y dicen que se debe evitar la simplificación excesiva al formular recomendaciones dietéticas.

«Los hallazgos respaldan la necesidad de limitar el consumo de ciertos tipos de alimentos ultraprocesados para la salud a largo plazo y justifican estudios futuros para mejorar la clasificación de los alimentos ultraprocesados y confirmar nuestros hallazgos en otras poblaciones».

En un editorial vinculado, investigadores de Nueva Zelanda señalan que las recomendaciones para evitar los alimentos ultraprocesados también pueden dar la impresión de que los alimentos que no son ultraprocesados, como la carne roja, se pueden consumir con frecuencia.

El debate sobre el concepto de ultraprocesados no debe retrasar las políticas alimentarias que mejoran la salud,

Sostienen que el debate sobre el concepto de ultraprocesados no debe retrasar las políticas alimentarias que mejoran la salud, como restricciones a la comercialización de alimentos no saludables para los niños, etiquetas de advertencia en productos alimenticios nutricionalmente pobres e impuestos a las bebidas azucaradas.

Para Maira Bes-Rastrollo, de la Universidad de Navarra, investigadora responsable en el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA) e investigadora adscrita a CIBERobn, «una vez más se observa que el consumo de alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo de mortalidad por todas las causas, por lo que tenemos más evidencia científica que apoya la necesidad de tomar medidas urgentes para desincentivar su consumo y promover el consumo de alimentos frescos y mínimamente procesados».

En declaraciones a Science Media Centre, Bes-Rastrollo «los autores, basándose en sus resultados, concluyen que la calidad nutricional de los ultraprocesados tiene una influencia más predominante en la mortalidad que el consumo per se de estos alimentos. No obstante, hay mucha literatura previa que afirma que la relación de riesgo de los alimentos ultraprocesados con la salud se debe no solo a su calidad nutricional, sino también a su procesamiento. De hecho, resultados previos de la cohorte SUN mostraron que incluso a igualdad de ingesta de ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, azúcares añadidos, sodio o teniendo en cuenta la adhesión a la dieta mediterránea, los alimentos ultraprocesados seguían siendo un factor de riesgo para la mortalidad».

«Nuestro enfoque debería centrarse en abogar por una mayor adopción global de estas intervenciones más ambiciosas y aumentar las salvaguardias para evitar que las políticas sean influenciadas por compañías multinacionales de alimentos con intereses creados que no se alinean con los objetivos ambientales o de salud pública», concluyen los autores del editorial.

Añade Bes-Rastrollo «que el sistema NOVA `[es un sistema de clasificación de alimentos en base a su grado de procesamiento] para clasificar los alimentos según su grado de procesamiento no ha estado exento de críticas por ser una clasificación que incluye una gran diversidad de grupos de alimentos, tal y como sugieren los autores del artículo. Efectivamente, no es perfecta, pero se trata de una clasificación clara, útil y fácil de aplicar, que puede incorporarse en los mensajes de salud pública recordando la importancia de consumir alimentos frescos y mínimamente procesados para ganar salud y muchos años de vida sin discapacidad».



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