FAFO: La dieta avalada por endocrinos que te permite comer cocido y adelgazar

 FAFO: La dieta avalada por endocrinos que te permite comer cocido y adelgazar



Año Nuevo y dieta son dos conceptos que van de la mano. Mejorar nuestro estilo de vida está siempre en el top de propósitos de enero. Además el primer mes del calendario es también el de expiar los excesos de las fiestas navideñas, de las que volvemos con algún kilo de más. Casi un tercio de los españoles reconoce haber hecho algún tipo de dieta en 2023. Y 2024 no será muy distinto. En nuestro país, el 55,8% de los mayores de 18 años están pasados de kilos -el 37,1% tiene sobrepeso y el 18,7%, casi 1 de cada 5, obesidad-, como muestra una investigación realizada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). Lo importante cuando decidimos empezar a cuidarnos es elegir una dieta que cuente con evidencia científica y siempre asesorados por un sanitario especialista. La dieta mediterránea , la atlántica, la cetogénica o el ayuno intermitente son tendencias nutricionales que se aplican en las consultas, con una contrastada utilidad para hacer frente a la obesidad. Pero estos patrones no siempre tienen en cuenta la circunstancias personales, sociales y económicas del paciente. Unos factores que sí valora la dieta FAFO , un acrónimo de Flexible and Friendly for the Overweight, menos conocida socialmente, aunque lleva utilizándose 25 años. Como su nombre en inglés indica es un estilo de alimentación que intenta ser flexible y amigable para favorecer la adherencia . Uno de los defensores de esta dieta es el doctor Rafael Gómez y Blasco, especialista en endocrinología, metabolismo y nutrición, e integrante de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), quien, después de muchos años de experiencia con la dieta mediterránea, «la mejor del mundo», empezó a trabajar con una dieta más flexible. «Empezamos hace unos 25 años porque vimos que no siempre los pacientes podían llevar a cabo una serie de compras . Hemos conseguido un tipo de dieta en la que se adecúa muy bien toda la circunstancia familiar al proceso dietético porque se puede adaptar a cualquier persona que conviva en la misma casa y que no haya conflicto», explica el endocrinólogo. Para ello, se estudia previamente al paciente, no solo a nivel endocrino, también sus circunstancias personales para que el seguimiento del plan de alimentación sea más fácil. «Si tú tienes un entorno en el que se come caldereta , porque eres extremeño o cocido , si eres madrileño, vas a poder perder peso comiendo esos platos. Ese mismo plato, con una serie de pautas, puede servir para uno que quiere perder peso o para otro que quiera ganarlo», asegura. Además, no se trata solo de un tema de calorías, sino que también hay que tener en cuenta el ejercicio físico y el aspecto psicológico. Más asequible El ‘problema’ con algunas de las dietas con más evidencia, como la mediterránea, es que utiliza algunos ingredientes que ahora mismo no están al alcance de todos los bolsillos. Por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra. «El AOVE es maravilloso, pero no todo el mundo se lo puede permitir. Tampoco el solomillo de ternera o las grandes merluzas. A cambio, en la dieta FAFO se ofrece como alternativa el aceite de orujo de oliva o de girasol, carnes como la cinta de lomo o pescados más económicos como la caballa », explica el doctor Gómez y Blasco. El especialista en endocrinología afirma que los resultados son francamente buenos, ya que genera «una gran adhesión» , que es «lo más difícil» de conseguir en un paciente acostumbrado a otra manera de comer. No hay conflicto con el tema económico y además favorece la educación nutricional de todos los convivientes porque no se establecen diferencias entre unos y otros. «Los pacientes con sobrepeso, obesidad y diabetes 2 sufren mucho al ver que en la mesa hay otro comensal comiendo otro tipo de alimento. De esta manera se favorece el que el grupo completo se esté educando. Facilita comer a gusto y al mismo tiempo perder peso o mantenerlo », apunta. La pérdida de peso con FAFO es «equivalente» a la que se consigue con una dieta mediterránea, aunque más lenta que con una cetogénica. Pero esta última no puede mantenerse en el tiempo y las dos primeras sí. «Hay pacientes que han perdido 30-50 kilos con FAFO en un año pero porque no están con la mentalidad de dieta . Van perdiendo 5 kilos todos los meses tranquilamente. A largo plazo es imbatible», concluye el doctor. Un ejemplo de un día en la dieta FAFO sería: un desayuno de café, té o leche con tostadas; a media mañana un montadito o fruta; a la hora de comer «se trabaja mucho con los guisos y estofados de legumbres de cualquier tipo y con la preparación normal, salvo algún ajuste excesivo de grasa», matiza el especialista. Si, por ejemplo, hay lentejas en casa para comer, se ajustan cantidades de hidratos y proteínas. «A alguno de los comensales le echaríamos más costilla de cerdo y a otro menos», aclara. Menos proteínas La dieta FAFO disminuye la cantidad de proteínas, aumenta hidratos de carbono complejos y se contemplan más platos de legumbres semanales que en la mediterránea (3-4 veces a la semana frente a 2). En la merienda, siempre que se pueda, fruta o una tostada de pavo o de aceite de oliva. «Para las cenas, en personas sin problemas de colesterol, l os huevos pueden ser una solución razonable con algo de pan , que es de los hidratos más baratos y buenos que podemos encontrar. Ha disminuido el consumo de pan. Está tremendamente demonizado pero en cantidad moderada (unos 50 gramos), es perfectamente lícito», asegura. Si en alguna ocasión no hay tiempo de preparar las legumbres en casa, el doctor considera asumible comprarlas ya preparadas en lata , preferiblemente con verdura. «Pero también puede ser una fabada, que viene con una cantidad de proteínas aboslutamente aceptable, a diferencia de lo que todo el mundo cree, y tiene menos calorías que un filete con patatas fritas», afirma. En la dieta FAFO, que busca una alimentación asequible pero saludable, se permite consumir la parte magra del cerdo, «que es perfectamente útil para cualquier tipo de alimentación», apunta el doctor. En los pescados, se utilizan aquellos más baratos, como caballa, boquerón o sardina, las latas de conservas o los congelados. Cinco veces al día Además, en esta dieta se prioriza comer de forma fraccionada (5 veces al día). «Tenemos que comer varias veces en pequeña cantidad, más aún con el problema de que nos estamos haciendo diabéticos por el exceso de insulina. Estamos preparados para digerir pequeños mamíferos y bayas y a este páncreas de Pedro Picapiedra le hemos dado dónuts y refrescos de cola y se ha hecho una explosión de insulina enorme , que es la responsable de que engordemos. Uno de los métodos que sabemos para evitar disparos de insulina es la dieta fraccionada», explica. En cualquier caso, el doctor Gómez y Blasco advierte de que este tipo de dieta flexible no vale para todo el mundo . Por ejemplo, no podrían seguirla las personas con diabetes tipo 1, o con insuficiencia hepática o renal grave o embarazadas con determinadas circunstancias.



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