El cerebro de la mujer cambia durante el embarazo, parto y posparto

 El cerebro de la mujer cambia durante el embarazo, parto y posparto


El cerebro de la madre experimenta cambios anatómicos relacionados con la neuroplasticidad, ya desde el embarazo. Lo ha visto un equipo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid tras analizar el cerebro de 110 mujeres en el tercer trimestre de su primer embarazo con el de mujeres que nunca habían estado embarazadas, lo que constata que el cerebro de las futuras madres ya era anatómicamente muy diferente antes de que naciera el bebé.

Este estudio publicado en ‘Nature Neuroscience‘ se deriva de otro, publicado también en ‘Nature Neuroscience‘ en 2017 que demostraba por primera vez que la anatomía del cerebro de las madres a los tres meses posparto era diferente de la que tenía antes de quedarse embarazada por primera vez.

El equipo de Susana Carmona demostró que durante este periodo se generaban cambios en una red cerebral implicada en la percepción del Yo y la cognición social, llamada Red por Defecto. También se determinó que cuanto más cambiaba el cerebro, mejor era el vínculo entre la madre y el hijo.

La línea de trabajo de Carmona en el área de investigación Neuromaternal del Hospital Gregorio Marañón profundiza ahora en este campo demostrando que los cambios persisten, al menos, hasta los seis años posparto, y son anatómicamente similares a los que ocurren durante la adolescencia, reforzando la idea de matrescencia.

En los años 70, la antropóloga Dana Raphael acuño el término matrescencia es un término para describir la transformación física, emocional y social que experimenta una mujer al convertirse en madre.

«Lo que nosotras hemos visto es que los cambios cerebrales que se producen durante el embarazo no son los mismos que se generan en el momento del parto, ni tampoco en el posparto», explica Carmona.

Explica Carmona con en este último trabajo hemos podido «saber si esos cambios que detectamos en el primer estudio estaban ya presentes antes de que la mujer diese a luz y observamos que, efectivamente, están presentes antes del parto y no solo afectan a esas regiones implicadas con la empatía, sino que afectan a casi todo el cerebro y en muchísimas regiones».

Además, se ha visto que muchos de estos cambios revierten durante el primer mes posparto y otros persisten. Y destaca que «lo que ocurre en un embarazo que lo que ocurre en un parto y en un post parto es muy diferente».

Ansiedad, depresión…

En su trabajo, además de analizar cómo estaba el cerebro, se evaluaron los síntomas de ansiedad, depresión, vínculo con el bebé, la experiencia de parto. De esta forma, «vimos que cuanto más ansiedad tenía la mujer durante el embarazo, peor era su experiencia de parto y más síntomas de depresión y demás».

También se ha visto que cuanto peor era la experiencia de parto, más síntomas de depresión tenían después la madre durante el posparto y peor vinculación con el bebé.

En el presente estudio, un 79% de las mujeres embarazadas dieron a luz por parto vaginal, un 11% mediante cesárea de emergencia y un 10% mediante cesárea programada. Se observó que los cambios que suceden entre el tercer trimestre de embarazo y el primer mes de posparto son diferentes en función del tipo de parto. Las mujeres que tuvieron una cesárea programada mostraban unos cambios cerebrales diferentes a los observados en mujeres que tuvieron un parto vaginal o una cesárea de emergencia tras trabajo de parto. Esto sugiere que el trabajo de parto, independientemente de si este acaba en cesárea o parto vaginal, influye en la neuroplasticidad materna, aunque está por determinar el alcance y sentido de estos cambios.

En el aspecto neuropsicológico también se ha constatado que cuanta más ansiedad tiene la madre durante el embarazo, peor es la experiencia de parto; que una peor experiencia de parto se asocia con mayor estrés durante el posparto, y este a su vez, se asocia a más síntomas de depresión y peor vínculo con el bebé.

Por tanto, gracias a este trabajo se ha determinado que tanto el embarazo, parto y posparto son procesos que, pese a que suelen ocurrir de forma conjunta, conllevan cambios hormonales, inmunológicos y ambientales muy diferentes.

Este estudio ha permitido identificar que estos tres procesos también se caracterizan por mecanismos de neuroplasticidad diferentes, y que es necesario evaluar cómo cada uno de ellos esculpe de forma diferencial el cerebro materno.



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