¿Es peligroso tener un árbol de Navidad natural dentro de casa?

 ¿Es peligroso tener un árbol de Navidad natural dentro de casa?


En España no es tan habitual, pero en EE.UU., cada temporada navideña, se compran casi 30 millones de árboles de Navidad vivos. Muchas familias disfrutan no sólo de tener una planta natural dentro de sus casas sino también de oler la fragancia que crea. Ese olor proviene de sustancias químicas llamadas compuestos orgánicos volátiles (COV). Sin embargo, se sabe poco sobre cuánto emite y si tienen algún impacto en la salud.

«Nuestra nariz es un buen sensor químico», explica Dustin Poppendieck, ingeniero ambiental del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST). «Sabemos que estos árboles están emitiendo algo, y entonces la pregunta es: ¿Qué tamaño tiene la fuente? Queríamos explorar qué sustancias químicas se emiten y en qué cantidad, y poner eso en el contexto de otras fuentes de sustancias químicas en una casa«, añade.

Para responder a estas preguntas, Poppendieck y sus colegas del NIST escogieron un abeto Douglas, un tipo común de árbol de Navidad, y lo sellaron dentro de una cámara. Luego midieron la cantidad y el tipo de COV que emitió durante 17 días. También investigaron si esos compuestos orgánicos volátiles reaccionaban con otros componentes del aire interior para crear nuevos compuestos. Los hallazgos del equipo se publicaron en la revista ‘Indoor Environments’.

El olor fresco que comúnmente se asocia con los árboles de Navidad proviene de un grupo de COV llamados monoterpenos, que también se encuentran en ambientadores, velas y algunos productos de cuidado personal. Al aire libre, las coníferas, el grupo de plantas que incluye la mayoría de los árboles de Navidad, liberan esos monoterpenos e influyen en la calidad del aire exterior. Pero se sabe poco sobre la cantidad de monoterpeno que se libera cuando se corta un árbol y se coloca dentro de una casa.

Los estudios también muestran que los monoterpenos pueden reaccionar con el ozono. A nivel del suelo, el ozono se crea mediante reacciones químicas con la luz y puede provocar síntomas como tos e irritación de garganta. También reacciona fácilmente con otras sustancias químicas del aire para formar nuevos compuestos. Por eso, los investigadores estaban interesados en ver los efectos del ozono en presencia de un árbol de interior.

Lo colocaron dentro de una cámara ambientalmente controlada, donde pudieron medir las sustancias químicas emitidas por el árbol en tiempo real. Utilizando una técnica que puede detectar compuestos orgánicos en el aire, conocida como espectrometría de masas de reacción de transferencia de protones (PTR-MS), midieron los COV emitidos durante 17 días.

Para darle más realismo al experimento, los investigadores simularon un ambiente hogareño. Decoraron el árbol con iluminación típica navideña e incluyeron luces brillantes para imitar el ciclo día-noche. Lo dejaron a oscuras cada 12 horas y regaron el árbol todos los días. Introdujeron aire exterior al mismo ritmo que lo haría en un hogar y midieron constantemente las sustancias químicas en el aire interior.

Los monoterpenos fueron los COV más abundantes emitidos por el árbol. Los investigadores detectaron hasta 52 tipos distintos de monoterpenos. Alcanzaron su punto máximo durante el primer día antes de disminuir significativamente al tercer día. Su concentración estaba inicialmente al mismo nivel que un ambientador enchufable o una casa recién construida antes de que disminuyera de forma rápida casi 10 veces su cantidad original, asegura Poppendieck.

Luego, los investigadores inyectaron ozono en la cámara para ver cómo afectaba la química del aire interior. Descubrieron que el ozono reaccionaba con los monoterpenos, formando subproductos como formaldehído, otro tipo de COV, así como otras sustancias químicas reactivas. La concentración de monoterpenos disminuyó aún más con la introducción del ozono, mientras que los niveles de formaldehído aumentaron, lo que mostró un impacto en la química del aire interior. Sin embargo, la cantidad de formaldehído creado fue relativamente pequeña, alrededor de 1 parte por mil millones. Las casas típicas de Estados Unidos tienen concentraciones de formaldehído que oscilan entre 20 y 30 partes por mil millones.

Para las personas sensibles a los COV, los árboles de Navidad podrían ser una posible causa de ojos y narices llorosos, especialmente cuando se los lleva inicialmente al interior. En ese caso, sugiere Poppendieck, abrir una ventana cerca del árbol reducirá la exposición. Además, los árboles recién cortados se pueden dejar al aire libre o en un garaje durante tres días antes de llevarlos a la casa, ya que la intensidad de las emisiones disminuye naturalmente con el tiempo.

«Pero para la mayoría de las personas, esto no debería ser una preocupación importante. Yo voy a seguir teniendo un árbol de Navidad en mi casa», afirma Poppendieck.

Los investigadores recuerdan que el mayor riesgo de tener un árbol de Navidad vivo dentro de casa es que se quede seco y pueda convertirse en un peligro de incendio para el hogar. «No olvides regar tu árbol de Navidad todos los días», aconsejan.



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