Vivir cerca de parques y jardines retrasa el envejecimiento

 Vivir cerca de parques y jardines retrasa el envejecimiento


Vivir cerca de espacios verdes durante un largo periodo de tiempo está asociado a una mejor salud, una asociación más marcada en mujeres y personas blancas que en hombres y personas afroamericanos, según un estudio realizado sobre 924 personas en cuatro ciudades de EE.UU. El análisis concluye que la exposición a espacios verdes urbanos entre 1985 y 2006 está asociada a un envejecimiento epigenético más lento, y que esta asociación es más fuerte en barrios desfavorecidos.

La exposición a los espacios verdes se ha asociado a una menor mortalidad, pero no está claro qué mecanismos biológicos son responsables de este efecto. Para investigarlo, los investigadores han recurrido a la epigenética, cuyo objetivo es identificar las modificaciones del ADN causadas por factores ambientales y de comportamiento.

Así, algunos estudios han hallado vínculos entre la exposición a los espacios verdes y la metilación del ADN, pero no está claro qué podrían significar estas modificaciones epigenéticas para el envejecimiento biológico ni cómo pueden diferir en función de dimensiones sociales como la raza y el nivel socioeconómico.

Para explorarlo, el equipo de la Escuela de Medicina Feinberg de la UniversidadNorthwestern (EE.UU.) ha examinado los siguientes datos procedentes del estudio CARDIA, un estudio cardiovascular de muy alta calidad: metilación del ADN, espacios verdes y datos demográficos de una cohorte de 924 participantes, incluidos 376 afroamericanos y 548 blancos residentes en 4 ciudades de EE.UU. (Birmingham, Chicago, Minneapolis y Oakland) entre 1985 y 2006.

Los investigadores compararon biomarcadores basados en la metilación del ADN y relacionados con la edad con la densidad de vegetación obtenida por satélite y la ubicación de los parques cerca de las residencias de los participantes.

De esta forma descubrieron que una mayor exposición a los espacios verdes residenciales se asociaba con un envejecimiento epigenético más lento, pero sólo entre los participantes de raza blanca.

Los participantes de raza negra estaban menos expuestos a los espacios verdes por término medio, y los participantes de nivel socioeconómico más bajo presentaban fuertes asociaciones entre la exposición a los espacios verdes y el envejecimiento.

Los científicos afirman que los resultados implican que los grupos desfavorecidos podrían obtener más beneficios para la salud de un mayor acceso a los espacios verdes, pero se necesita más investigación para identificar los factores de salud responsables de este efecto y otros determinantes sociales en juego.

«Nuestros hallazgos tienen importantes implicaciones para combinar la intervención en salud pública y la planificación urbana con el fin de ampliar la infraestructura verde y maximizar su utilización, lo que podría asociarse a una mayor esperanza de vida», escriben los autores.

Para Mario Fontán Vela, investigador en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, profesor Asociado de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Alcalá, el valor del estudio es el seguimiento que han realizado las personas investigadoras a las mismas personas en un intervalo de tiempo de veinte años, lo que permite controlar algunos problemas de diseño en estudios epidemiológicos sin seguimiento.

Sin embargo, matiza a Science Media Centre, «de las más de 5.000 personas participantes que inician el estudio, tan solo analizan a 924 personas de las que disponen la información completa sobre las variables del estudio tras veinte años de seguimiento. Estas personas podrían tener unas características distintas del resto de personas no incluidas en el análisis. Otro problema de la investigación es que no estudian los tipos de espacios verdes y su calidad a los que las personas han estado expuestas, lo que podría explicar algunas de las diferencias encontradas entre grupos sociales y que podrían hacer un uso distinto de estos espacios, a pesar de considerarse expuestos por encontrarse alrededor de sus viviendas. Por último, aunque el estudio de cambios genéticos es interesante, los resultados son más difíciles de interpretar en comparación con otros estudios que analizan calidad de vida, enfermedades o mortalidad».

El trabajo es muy consistente con la evidencia existente que remarca la importancia de la existencia de espacios verdes para nuestra salud

Sobre la posibilidad de extrapolar los resultados a España, Usama Bilal, epidemiólogo urbano, de la Escuela de Salud Pública en Drexel University en Filadelfia (EEUU), explica a SCM: «Lo importante es que estos estudios sobre verdor suelen ser bastante sensibles al clima de cada zona (porque el verdor basal varía mucho basado en el clima de cada zona, claro: Asturias es diferente a Almería). En este caso utilizan cuatro ciudades muy diferentes entre sí: Oakland en California como zona más templada con clima similar al mediterráneo, Chicago y Minneapolis como zonas con inviernos fríos, y Birmingham, Alabama como una zona subtropical mucho más calurosa y húmeda».

En su opinión, el trabajo es muy consistente con la evidencia existente que remarca la importancia de la existencia de espacios verdes para nuestra salud. «También es consistente con la idea de que estos espacios verdes son más importantes aún para personas de bajos ingresos, un fenómeno que solemos llamar ‘la hipótesis equigénica’, y que tiene como idea principal el que los parques son especialmente beneficiosos para gente de bajos ingresos».



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