Mantener el ojo hidratado retrasa el desarrollo de la enfermedad de ojo seco

 Mantener el ojo hidratado retrasa el desarrollo de la enfermedad de ojo seco


El poeta inglés Robert Herrick (1591-1674) escribió: «el lenguaje noble de los ojos es una lágrima». Las lágrimas son un líquido salino que se encarga de mantener los ojos húmedos, de protegerlos de infecciones y de cosas irritantes como la suciedad y el polvo, además de ayudar a enfocar la luz para que podamos ver mejor. Las lágrimas se producen en las glándulas lagrimales que se encuentran ubicadas por encima del globo ocular y proporcionan líquido lagrimal al ojo cada vez que parpadeamos. El ojo humano parpadea de media unas 15 veces por minuto, lo que significa una vez cada 4 segundos.

En cada parpadeo, esa fina capa de lágrima, llamada película lagrimal, se extiende por la superficie de la córnea. Las lágrimas constan de tres componentes: una mucosa interna que hace que la lágrima se sujete al ojo; una acuosa intermedia, que es la más gruesa e hidrata el ojo, repele las bacterias y protege la córnea; y una exterior grasa (lipídica) producida por las glándulas de Meibonio, situadas en el interior de los párpados, que se encarga de conservar lisa la superficie del ojo, además de evitar que las otras capas se evaporen.

Cuando los ojos no producen lágrimas suficientes o no realizan su función correctamente, se desarrolla la enfermedad de ojo seco. «La enfermedad de ojo seco es frecuente en nuestra sociedad. Los principales síntomas que tienen los pacientes son la sensación de tener sequedad, tener metida arenilla o tierra en los ojos, pueden tener escozor, ardor, molestias a la luz y además fluctúa la visión con el parpadeo», explica el doctor Antonio Mateo, especialista en córnea y superficie ocular del Instituto Oftalmológico Quirónsalud Zaragoza.

Esta enfermedad afecta a todo el mundo, independientemente de la edad. En España, el 30 por ciento de la población sufre síntomas de ojo seco, siendo más habitual en mujeres, personas mayores y personas que están delante de la pantalla del ordenador o de otros aparatos electrónicos durante mucho tiempo y deben fijar la vista, lo que provoca una disminución de la frecuencia del parpadeo.


Los principales síntomas son: sensación de sequedad, tener metida arenilla o tierra en los ojos, escozor, ardor, molestias a la luz y además fluctúa la visión con el parpadeo

Antonio Mateo

Especialista en córnea y superficie ocular del Instituto Oftalmológico Quirónsalud Zaragoza

 

Los síntomas tienden a agravarse en condiciones ambientales adversas, como pueden ser los ambientes secos, con poca humedad o con mucho viento, así como si se está expuesto a bombas de calor o aires acondicionados. También empeoran cuando el paciente fija la vista y parpadea poco. Esta falta de lágrima afecta en las actividades cotidianas y en la calidad de vida de las personas que lo sufren, ya que inflama y daña la superficie del ojo.

Las causas de este trastorno suelen ser diversas, si bien lo más habitual es la alteración hormonal, que provoca un mal funcionamiento de las glándulas lagrimales y una disminución de la secreción de la lágrima. Sin embargo, «la causa más frecuente es la disfunción de las glándulas de meibonio, que son las encargadas de elaborar la capa lipídica de la película lagrimal que limpia, protege, nutre y lubrica el ojo», añade el doctor Mateo.

Para diagnosticar el ojo seco, se realiza un estudio completo en el que se evalúa el daño de la superficie ocular y se exploran los márgenes de los párpados, que es donde radica gran parte de los problemas de los ojos, para poder encontrar la solución adecuada a cada caso. Es importante establecer una serie de pautas higiénicas y ambientales, además de utilizar tratamientos convencionales como las lágrimas artificiales.

Además, últimamente han surgido terapias físicas innovadoras para el tratamiento de la enfermedad del ojo seco, como la luz pulsada intensa, conocida como IPL. «Se suele aplicar para mejorar el funcionamiento de las glándulas de meibonio y reducir la inflamación del párpado y de la superficie ocular», explica el especialista del Instituto Oftalmológico Quirónsalud Zaragoza. «El tratamiento suele ser de cuatro sesiones y el paciente empieza a notar la mejoría a partir de la segunda sesión, lo cual reduce el uso de lagrima artificial», puntualiza.

El ojo seco es una enfermedad crónica que no tiene cura definitiva, pero se puede reducir su aparición temprana si se evita el abuso de lentes de contacto, de aparatos electrónicos de lectura o estar demasiado tiempo delante de la pantalla del ordenador. Cuando, por cualquier motivo, no se puede evitar el uso del ordenador durante muchas horas seguidas, es importante parpadear con frecuencia y descansar 5 minutos cada hora para evitar el denominado síndrome visual del ordenador y, como consecuencia, el desarrollo de la enfermedad de ojo seco.



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