Cáncer colorrectal: claves para vencer a un tumor común, letal y curable

 Cáncer colorrectal: claves para vencer a un tumor común, letal y curable


El cáncer colorrectal es el tumor más comúnmente diagnosticado en nuestro país sumando ambos sexos. Un tumor que se produce por el crecimiento anómalo de las células que forman los tejidos del tracto final del aparato digestivo y del que, según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se registrarán este año 42.721 nuevos casos.

Además, es el segundo cáncer más letal tras el de pulmón, llegando a causar solo en 2021 el deceso de 15.038 españoles. Sin embargo, y al contrario de como ocurre con otros tumores como el de pulmón o el de mama, este cáncer no parece preocupar demasiado a la población. O así puede comprenderse cuando un elevado porcentaje de la ciudadanía en edad de riesgo, esto es, entre los 50 y los 69 años, opta por no someterse a las pruebas que permiten su detección precoz. Tampoco a las autoridades sanitarias dada su decisión de excluir a gran parte de estos ciudadanos de los programas de cribado. Lo que puede tener consecuencias fatales dado que la probabilidad de curación se eleva hasta el 90% cuando es detectado en sus fases iniciales.

Ante esta realidad, el Foro ABC Salud ha ahondado, con la colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y el asesoramiento médico del Hospital MD Anderson Cancer Center Madrid, en las claves para mejorar la prevención y abordaje del cáncer colorrectal. Un análisis multidisciplinar llevado a cabo por expertos de primer nivel en el ámbito de las enfermedades oncológicas: la doctora Mariluz Amador, directora médica de la AECC, y cinco especialistas del MD Anderson Madrid: el doctor José Ignacio Martín Valadés, jefe de la Sección de Tumores Digestivos; la doctora Mercedes García Casas, miembro del Servicio de Gastroenterología; el doctor Pedro José Robledo Saenz, responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética; el doctor Óscar Alonso Casado, jefe de Cirugía Hepatobiliopancreática; y la doctora Cristina Garrán del Río, del Servicio de Oncología Radioterápica.

Prevención

Los principales factores de riesgo para el desarrollo de un cáncer colorrectal son la edad, el sexo -mayor frecuencia en varones-, los antecedentes familiares -en torno al 5% de los casos son hereditarios- y el haber padecido patologías digestivas u otros tumores, pudiendo reducirse este riesgo con la adopción de hábitos de vida saludables: dieta rica en vegetales y ejercicio físico. «La obesidad aumenta un 20-40% la probabilidad de un tumor en el colon y/o el recto», explica el doctor Martín Valadés. Así como evitar carcinógenos como el tabaco y el alcohol. Asimismo, ciertas bacterias de la microbiota podrían ayudar a mejorar el tránsito intestinal y, por ende, proteger frente a los tumores del tracto digestivo, incluidos los de colon y recto. Entonces, ¿se ha identificado alguna dieta concreta que evite su aparición? Pues no, «existiendo solo consenso sobre la existencia de productos que pueden contribuir a su desarrollo, como los alimentos precocinados y las carnes rojas», refiere el doctor Robledo Saenz. Tampoco en el caso del tipo de ejercicio, si bien «no hace falta ir al gimnasio: basta con caminar todos los días o subir escaleras». Y a todo ello se suma un auténtico reto en el mundo actual: reducir el estrés. Un estudio realizado por la AECC revela que «la población de 50 a 69 años no tiene conocimiento de los factores de riesgo y, por tanto, no percibe ningún tipo de necesidad de participar en los programas de cribado», alerta la doctora Amador.

Diagnóstico precoz

Dada la ausencia de síntomas en sus fases iniciales, el diagnóstico precoz del cáncer colorrectal solo es posible mediante el cribado poblacional con el test de sangre oculta en heces (TSOH). Una prueba totalmente inocua e indicada en la población asintomática cuyo único factor de riesgo sea la edad que, de arrojar un resultado positivo, se complementaría con una colonoscopia, que «además del diagnóstico también permite la prevención al posibilitar la detección de pólipos y su extirpación, evitando que con los años se conviertan en un tumor», destaca la doctora García Casas.

El problema no es que la ciudadanía en edad de riesgo no tenga constancia de la existencia de estos programas de cribado: hasta un 87% afirma conocer el TSOH. El problema es que un 37,5% reconoce no haberse hecho nunca la prueba, siendo las principales causas la ‘esperable’ ausencia de síntomas (39,6%) y el olvido o la dejadez (28,6%). Y lo más preocupante, no haber recibido la carta con la que su Consejería de Salud le invita a realizarse el test (39,9%). Si bien el cribado del tumor figura desde hace ya nueve años en la cartera común de servicios del SNS, «el acceso al mismo -denuncia la doctora Amador- depende del lugar de residencia. El nivel de cobertura debería ser del 100%, es decir, la carta debería llegar a toda la población en edad de riesgo. Y si bien tenemos comunidades autónomas como País Vasco y Navarra con niveles altísimos de cobertura, también tenemos puntos negros». Aun así, de nada sirve la invitación si el paciente opta por ignorarla. Pero está claro que a mayor cobertura, mayor participación.En definitiva, apunta el doctor Santiago González Moreno, director médico del MD Anderson Madrid, «se requiere una mayor concienciación respecto a la prevención, los hábitos saludables y el cribado, que nos van a permitir el poder diagnosticar estos tumores de forma muy precoz, cuando aún resultan potencialmente curables».

Tratamiento

Establecido el diagnóstico, ¿cuáles son las opciones disponibles de tratamiento? Dependen de la fase del tumor, pudiéndose en cerca de un 60% de los pacientes, en los que el diagnóstico se hizo en un estadio precoz, curar la enfermedad con técnicas locales, endoscopias o cirugía. ¿Y en el resto? Si el tumor está ‘localizado’ y no se ha extendido a otros órganos, puede bastar con una intervención quirúrgica, si bien en algunos casos se añade quimioterapia y/o radioterapia para prevenir su reaparición. Por el contrario, si el cáncer ha llegado a otros órganos, la quimioterapia es innegociable.

Los avances en el diagnóstico y tratamiento han posibilitado que la supervivencia se haya duplicado en solo dos décadas. Unos avances como los alcanzados en la cirugía, de la mano de la robótica, que permite al cirujano realizar operaciones con técnicas mínimamente invasivas, lo que además de la eficacia mejora la recuperación del paciente. Es el caso de la pionera cirugía robótica ‘Da Vinci’, llevada a cabo con éxito en el hospital MD Anderson Madrid y que, indica el doctor Óscar Alonso Casado, «permite en tumores de recto muy precoces, o incluso en pólipos no extraíbles por los endoscopistas, la extracción del tumor a través del ano».

La radioterapia también ha experimentado notables avances que han delimitado en gran medida las dosis de radiación sobre los tumores, dejando al margen los órganos sanos. Una «revolución terapéutica -resalta la doctora Garrán del Río- con la que se logran mejores tasas de curación con mucha menor toxicidad. Y es que lo que antes se conocía de la radiación eran los efectos secundarios, que eran muy importantes, pero hemos mejorado muchísimo».

Llegados a este punto, ¿no hay lugar para la inmunoterapia en este tipo de cáncer? «El cáncer colorrectal es lo que denominamos un ‘tumor frío’, es decir, poco sensible a la inmunoterapia con excepción de un tipo de tumor con unas características específicas y que supone menos del 5% del total», señala el doctor Martín Valadés.El paciente ha dejado de ser un sujeto pasivo en espera de ser tratado. Recibida toda la información, participa junto al equipo multidisciplinar en la toma de decisiones sobre la mejor opción terapéutica. Y sigue un protocolo de autocuidado para llegar en las mejores condiciones al tratamiento.

Un cáncer cada vez más joven

Como sucede con todos los tumores, el cáncer colorrectal está asociado a la edad, de ahí que la población de riesgo sea aquella que ya ha celebrado su 50 cumpleaños. Sin embargo, los especialistas llevan años observando un incremento, de hasta un 3% anual, según algunos estudios internacionales, de nuevos casos en población más joven, razón por la que se está sopesando la idoneidad de adelantar la edad del cribado del tumor a los 40-45 años. Además, esta tendencia podría agravarse en un futuro próximo por una falta de ejercicio físico, prácticamente erradicado en la educación secundaria, combinada con una dieta en la que priman el arroz, las hamburguesas y los refrescos. No en vano, alerta el doctor Martín Valadés, «el consumo de dos bebidas azucaradas al día puede incrementar en un 50% el riesgo de desarrollar un cáncer colorrectal».



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