Asocian nacer por parto inducido con un peor rendimiento académico

 Asocian nacer por parto inducido con un peor rendimiento académico


Según el Ministerio de Sanidad, la inducción al parto no está exenta de riesgos, por lo que su uso debe estar justificado por la presencia de factores de riesgo y solo realizarse tras una evaluación ajustada entre el riesgo/beneficio. Programar partos por razones no médicas, sino de agenda, pone en riesgo la salud de mujeres y bebés y desatiende las recomendaciones de la OMS y el Ministerio de Sanidad.

Además, según un estudio publicado en la revista «Acta Obstetricia Et Gynecologica Scandinavica» inducir el parto, en un embarazo de bajo riesgo, puede tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo cognitivo del niño. La investigación del UMC de Amsterdam basada en datos sobre el embarazo y el rendimiento escolar a los 12 años de 226.684 niños holandeses.

Los investigadores han combinado los datos sobre el embarazo procedentes del registro perinatal holandés con datos sobre el rendimiento escolar de Statistics Netherlands para estudiar los posibles efectos del parto inducido sobre el rendimiento escolar en embarazos de bajo riesgo.

Y los resultados muestran una pequeña pero significativa reducción en las puntuaciones de los exámenes de los niños nacidos tras un parto inducido entre las semanas 37 y 41, en comparación con los niños en los que no se indujo el parto en esa misma semana, entre los embarazos de bajo riesgo. «Y aunque el impacto en el niño individual puede ser pequeño, esto podría tener uno potencialmente grande en la sociedad, dado el creciente número de inducciones electivas», señala Renee Burger.

Esta investigación, que sólo recogió datos de embarazos sin complicaciones, muestra que en cada edad gestacional, hasta las 41 semanas inclusive, el grupo de niños nacidos tras un parto inducido obtuvo puntuaciones más bajas que los nacidos tras una política de esperar y ver. El resultado, de media, es un 10% menos de niños que reciben un consejo escolar que les encamina hacia la universidad. En el grupo después de una inducción a las 37 semanas, el 49,8% recibió este consejo, mientras que el 54,4% de los que no lo recibieron.

Si el embarazo transcurre sin problemas, en los Países Bajos es habitual discutir con las mujeres si desean someterse a una inducción o esperar hasta las 42 semanas. Esta política se basa parcialmente en dos estudios de Holanda y Suecia, ambos publicados en 2019, que muestran que inducir el parto a las 41 semanas produce una pequeña reducción del riesgo de que el bebé muera antes o poco después del parto y una pequeña reducción de problemas graves en el niño después del nacimiento, sin otros riesgos médicos a corto plazo. Por tanto, la inducción más allá de las 41 semanas parece razonable basándose en estos estudios.

Otro estudio realizado en un contexto estadounidense, el ensayo ARRIVE, descubrió que la inducción electiva en mujeres de bajo riesgo, que daban a luz por primera vez, a las 39 semanas de gestación no tenía efectos sobre los resultados perinatales. El hecho de que condujera a una frecuencia significativamente menor de partos por cesárea significa que ese estudio ha tenido un impacto mundial en el aumento de las tasas de partos inducidos.

La decisión de inducir el parto es siempre un equilibrio de riesgos y consecuencias para el niño y la madre

En los Países Bajos, en 2021, el 28% (47.068) de los partos fueron inducidos; en EE.UU., esta cifra ronda el 30%, y en Australia, más del 40% de las madres primerizas son inducidas. Aunque a menudo hay razones médicas que justifican la inducción del parto, como la hipertensión o los problemas de crecimiento, el número de inducciones electivas -es decir, sin indicación médica- está aumentando en los tres países. Principalmente impulsado por un aumento de las inducciones que no son médicamente necesarias.

En España, según informa El Parto es Nuestro cada vez ocurren menos nacimientos en fines de semana y festivos, lo que sugiere un aumento en el número de partos inducidos y cesáreas programadas con respecto a las recomendaciones de la OMS y Ministerio de Sanidad.

De acuerdo con esta organización, el porcentaje de inducciones se ha incrementado de un 19% en 2010 a un 34% en 2018, triplicando así el porcentaje de inducciones recomendadas por la OMS (

A largo plazo

«Lo complicado es que todos los estudios anteriores analizaban los resultados a corto plazo: muerte del bebé y problemas graves poco después del nacimiento. Ninguno analiza los efectos a largo plazo de la inducción en el niño, como el desarrollo cognitivo», afirma Wessel Ganzevoort, ginecólogo y autor del estudio.

Tanto Burger como Ganzevoort subrayan que la decisión de inducir el parto es siempre un equilibrio de riesgos y consecuencias para el niño y la madre. Si hay complicaciones en el embarazo y, por tanto, un mayor riesgo para la madre o el niño si el embarazo continúa, estos riesgos superan un efecto adverso modesto a largo plazo, como el rendimiento escolar. Sin embargo, en un embarazo sin complicaciones antes de las 41 semanas, cuando no hay beneficios probados de inducir el parto, los investigadores creen que la inducción debe utilizarse con precaución.



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