Josep Tabernero, oncólogo: «Llevo diez años sin tomar antibióticos para cuidar mi microbiota»
Josep Tabernero, uno de los máximos exponentes de la oncología mundial, lleva diez años sin tomar antibióticos. Lo hace, dice, para preservar su microbioma, el conjunto de microorganismos extraños que viven dentro de nosotros y que están detrás de la mayoría de las enfermedades que nos acechan a lo largo de la vida, entre ellas el cáncer. «Solo el 0.01 por ciento de los genes de nuestro organismo son humanos, el resto son aliens, no son nuestros», explica Tabernero en una entrevista concedida a ABC y cifra en hasta 400 las diferentes especies de bacterias que nos habitan y que están detrás de las reacciones metabólicas que contribuyen a la aparición de muchas patologías.
Desde su despacho del Servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, que dirige desde hace años y cuyo cargo compagina con la jefatura del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), transatlántico de la investigación oncológica del que tomó el timón en 2010, este ‘pope’ del cáncer nos extiende otras «recetas efectivas» que están en nuestra mano para proteger el microbioma: «Alimentarse bien, no incurrir en prácticas de riesgo, y evitar la contaminación atmosférica en la medida que podamos». «Portándonos muy bien podríamos evitar hasta un 50 por ciento de los tumores», mantiene Tabernero, reconocido como ‘Médico del Año’ en los premios ABC Salud.
Tratamientos a medida
Referente internacional en el diseño de tratamientos a medida contra el cáncer colorrectal y los tumores digestivos, y presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés) durante los años 2018 y 2019, Tabernero lleva décadas cocinando en su laboratorio del VHIO terapias moleculares punteras capaces de frenar el cáncer, enfermedad que según se estima en 2040 afectará a 30 millones de personas en el mundo.
El gran motor que le empujó a sumergirse en la oncología fue, según reconoce, ayudar a los pacientes, de los que siempre ha admirado su coraje y capacidad de resiliencia. Y lo ha hecho: volcándose en cuerpo y alma en la investigación clínica sin perder de vista el trasfondo social que envuelve al cáncer: que las terapias punteras lleguen cuanto antes y por igual a todos los afectados, sea cual sea el país en el que vivan y su condición social y económica. En vísperas de la Navidad y en su particular carta a los Reyes, este oncólogo amante del montañismo pide dos deseos: «Que se invierta mejor en sanidad y se democratice el acceso a los medicamentos oncológicos». Para los políticos, deja el carbón y les da un «aprobado justo».
-La inmunoterapia brindó a la ciencia una buena baza para ganar posiciones en contra el cáncer. Ahora, el estudio del microbioma como motor reactivo de los cambios que ocurren en nuestro organismo y que conducen a enfermar, da nueva munición a los oncólogos. En una de las investigaciones que usted lideró se constató, por ejemplo, que modificando el microbioma podemos incidir en que el cáncer de colon no aparezca o no sea tan agresivo. ¿Cómo puede influir el estudio del microbioma en la lucha contra la enfermedad?
-Hay un dato muy interesante y que conoce relativamente poca gente y es que sólo el 0,01 por ciento de los genes de nuestro organismo son humanos. El 99,9 por ciento restante son aliens, genes de microorganismos que tenemos. Las cerca de 400 especies diferentes de bacterias que llevamos encima actúan como un gran reactor metabólico. Ayudan a controlar los niveles de azúcar, las funciones cerebrales… Las bacterias no paran de generar proteínas y metabolitos, que nos harán bien o mal. Cuando el microbioma no es apropiado, es decir, no funciona bien y causa reacciones metabólicas no apropiadas, éstas contribuyen a la aparición de enfermedades como el cáncer, la esclerosis múltiple, las enfermedades cerebrales, cardiovasculares….-De eso se deduce, entonces, que debemos cuidarlo bien…-Efectivamente. Debemos protegerlo porque no solo es el origen de algunas enfermedades sino que también influye en la evolución de las mismas o en el efecto que pueden tener los tratamientos dirigidos a combatirlas. Estamos en estos momentos intentando entender por qué se estropea el microbioma, por qué deja de funcionar bien y qué podemos hacer para evitar que funcione mal. Sabemos, por ejemplo, que una forma de cuidarlo es evitando malos hábitos como el tabaco o el alcohol, prolongar la lactancia materna, y moderar el uso de antibióticos. Yo no tomo desde hace diez años y sólo lo haría en casos que sea absolutamente necesario, no para un cuadro de resfriado. Otra forma de preservar nuestro microbioma es alimentándonos bien (tomar fibra, limitar el consumo de carne roja a una o dos veces por semana, ingerir pescado y legumbres, lácteos..) y evitando la contaminación en la medida que nos sea posible, aunque eso, a veces, es muy complicado.
-¿Cómo empeora nuestro microbioma la exposición a la contaminación?
-En ambientes con contaminación inhalamos microplásticos que penetran en nuestro organismo y deterioran nuestra flora bacteriana. Hacen que pequeñas partículas de zinc, plata… se adhieran a nuestro sistema inmune y le inducen a que aparezcan reacciones alérgicas. Los casos de celiaquía que surgen en la edad adulta podrían explicarse por esta causa.
-¿Cuántos tumores pueden evitarse si nos portamos bien?
-Portándonos muy bien podríamos evitar aproximadamente un 50 por ciento de tumores.
-Pero algunos tienen base hereditaria…
-Sí, pero es un porcentaje muy reducido, representan solo entre un 5 y un 7 por ciento del total. No olvidemos que otros tumores van vinculados al envejecimiento.
Desbloquear la resistencia
-La inmunoterapia, empoderar a nuestro sistema inmune para que combata el cáncer, ha abierto desde hace años un mundo de posibilidades… ¿Qué hándicap tiene en estos momentos?
-Pues que sólo resulta efectiva en aquellos tumores en los que el sistema inmunitario reconoce al tumor como algo anómalo, y eso representa sólo un 25 por ciento de los tumores. En el 75 por ciento restante el sistema inmune no es capaz de reconocer ninguna anomalía en el tumor.
-¿Qué se hace en estos casos?
-Estamos estudiando estrategias dirigidas a desbloquear esa resistencia, es decir, educar al sistema inmune para que ataque a las células cancerosas. Para ello usamos vacunas, virus autolíticos o anticuerpos bioespecíficos. En esta última estrategia, en concreto, se trata de llevar las células T al tumor y una vez allí hacerles entender que lo han de atacar.
-Hace unos días científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona dieron con las células responsables de las metástasis en cáncer de colon. Vieron también que tratándolas previamente a la cirugía con inmunoterapia se evitan las recaídas. ¿cómo valora el hallazgo?
-Es un hallazgo importante que confirma que las células que acaban desarrollando metástasis están predeterminadas desde un comienzo. Es cierto que los modelos animales, en los que se basan estos descubrimientos, son cada vez más sofisticados pero no olvidemos que el sistema humano es mucho más complejo.
-La inmunoterapia, las terapias dirigidas y el estudio del microbioma. Los oncólogos han aumentado su munición para frenar el avance del cáncer pero hay una forma efectiva de luchar contra él que es adelantársele. ¿Sigue siendo la detección precoz una receta de éxito para evitar casos graves de la enfermedad?
-Efectivamente. El mejor cáncer es el que no se tiene. Entre un 15 y un 20 por ciento de los tumores pueden evitarse con una detección precoz.
-En este sentido, ¿qué papel juega la biopsia líquida?
-Permite detectar mutaciones genéticas con gran sensibilidad mediante una simple analítica de sangre, no es una alternativa a la biopsia tradicional del tejido. Esta última da información sobre la arquitectura del tumor, la expresión de genes, pero para buscar mutaciones específicas, la sangre es más sensible y más específica. El potencial de la biopsia líquida en estos momentos es enorme. Se están estudiando también otras técnicas que nos permitirán detectar con una simple analítica, en el caso del cáncer de colon, qué genes aislados se asocian con una fase de pólipo y cuáles con un carcinoma. Cada vez tenemos más instrumentos para tomar ventaja a la enfermedad.
Normativa más ágil
-El 70 por ciento de las terapias oncológicas no están aún financiadas en España. En el caso de los fármacos para cáncer de mama metastásico, quedan aún ocho medicamentos validados en Europa por financiar. ¿Está nuestro país a la altura en la aprobación de fármacos?
-En investigación clínica somos punteros y en aprobación de fármacos estamos por delante de algunos países y por detrás de otros que tienen un PIB superior a nosotros. Lo que sí es cierto es que el sistema de aprobación de los medicamentos desde que los autoriza la agencia reguladora hasta que llega a los pacientes puede mejorarse. Necesitamos una normativa más rápida y transparente. El reglamento actual, que es relativamente antiguo, establece que la aprobación no se publica hasta que no se llega a un acuerdo con todas las partes. La fase de debate y deliberaciones antes de la validación definitiva no es transparente como en Inglaterra, donde se exponen también todas las discusiones con las farmacéuticas. Si se conocieran estas discusiones sería también una forma de que el retraso en la validación de determinados fármacos no recayera exclusivamente en la Administración. Aquí no estamos aún en esa línea.
-Poco antes de tomar las riendas de la ESMO, usted dijo en una entrevista a este diario que uno de sus objetivos al frente de la organización sería «democratizar» el acceso a los tratamientos oncológicos. ¿Se ha avanzado en esta dirección?
-Se ha mejorado pero hemos de seguir avanzando. Está claro que un medicamento debería tener un determinado precio en un país con un PIB bajo y otro coste en uno que tenga un PIB más elevado. Es la forma de garantizar el acceso a los medicamentos oncológicos a toda la población sea cual sea el país en el que habita y la condición económica y social que tenga. ¿Verdad que una pizza no cuesta lo mismo en Uganda que en Noruega? Pues eso.
El Covid retrasó los diagnósticos
-¿Cómo afectó el Covid-19 en el diagnóstico del cáncer?
-Entre marzo y abril de 2020, los meses punta de la pandemia, el diagnóstico del cáncer se redujo en un 40 por ciento en líneas generales, y un año después, en 2021, vimos pacientes con cáncer mucho más avanzado debido a que no se les había detectado a tiempo. Vimos mucho cáncer de colon y de mama con retraso en el diagnóstico.
-¿Qué supervivencia hay actualmente en cáncer?
-Hace 30 años la supervivencia en cáncer era de un 35 por ciento. Ahora se sitúa en el 58 por ciento en el caso de los hombres y el 62 por ciento en las mujeres. Las perspectivas de futuro apuntan a una supervivencia del 70 por ciento en 2030.
-Se acerca las Navidad. ¿Qué les pedirá a los Reyes este año?
-Una de las cosas que les pediría es que el presupuesto sanitario se invierta mejor, en definitiva, que se invierta mejor en salud. También es necesario que haya un giro en nuestro sistema sanitario. El actual no es flexible, está claro que no se adapta bien a los cambios. También es necesario mejorar el liderazgo político.
-En su anterior entrevista, usted dio un suspenso rotundo a los políticos… ¿han mejorado nota?
– No mucho, la verdad. Ahora les doy un aprobado justo. Sin más.
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