El peso a lo largo de la vida determina el riesgo de alzhéimer

 El peso a lo largo de la vida determina el riesgo de alzhéimer


Mantener un peso constante a lo largo de nuestra vida puede reportarnos un beneficio inesperado a medida que envejecemos. De acuerdo con un estudio publicado en «Alzheimer’s & Dementia» los distintos patrones de cambio del índice de nada corporal (IMC) a lo largo de la vida pueden ser un indicador del riesgo de demencia.

La demencia es un problema creciente de salud pública mundial que afecta actualmente a 50 millones de personas y se espera que aumente drásticamente a más de 150 millones de casos en todo el mundo en 2050.

La obesidad, medida habitualmente por el índice de masa corporal (IMC), sigue siendo una epidemia mundial, y estudios anteriores sugerían que la obesidad en la mediana edad podría aumentar el riesgo de demencia. Pero la relación entre el IMC y el riesgo de demencia sigue sin estar clara.

Los investigadores de la Universidad de Boston (EE.UU.) y de la Academia China de Ciencias Médicas & Facultad de Medicina de la Unión de Pekín, han descubierto que los distintos patrones de cambio del IMC a lo largo de la vida pueden ser un indicador del riesgo de demencia de una persona.

«Estos hallazgos son importantes porque los estudios anteriores que analizaban las trayectorias de peso no tenían en cuenta cómo los patrones de aumento/estabilidad/pérdida de peso podrían ayudar a señalar que la demencia es potencialmente inminente», explica la autora Rhoda Au.

A través del Framingham Heart Study (el estudio de cohortes de mator duración sobre el riesgo cardiovascular que se inició en 1948), se siguió a un grupo de participantes durante 39 años y se midió su peso aproximadamente cada 2-4 años.

La demencia no es necesariamente inevitable se podrían ofrecer oportunidades de intervención temprana

Los investigadores compararon distintos patrones de peso (estable, aumento, pérdida) entre los que sufrieron demencia y los que no.

De esta forma descubrieron que la tendencia general de disminución del IMC se asociaba a un mayor riesgo de desarrollar demencia.

Sin embargo, tras una exploración más profunda, hallaron un subgrupo con un patrón de aumento inicial del IMC seguido de un descenso del IMC, ambos en la mediana edad, que parecía ser fundamental para la asociación entre el descenso del IMC y la demencia.

Au señala que para las personas, los familiares y los médicos de atención primaria es relativamente fácil controlar el peso. «Si después de un aumento constante de peso, habitual a medida que uno envejece, se produce un cambio inesperado hacia la pérdida de peso después de la mediana edad, sería bueno consultar con el médico y averiguar por qué. Están surgiendo algunos tratamientos potenciales cuya detección precoz podría ser decisiva para la eficacia de cualquiera de ellos a medida que se aprueben y estén disponibles», añade.

Los investigadores esperan que este estudio ilustre que las semillas del riesgo de demencia se siembran a lo largo de muchos años, probablemente incluso durante toda la vida. «La demencia no es necesariamente inevitable y el seguimiento de los indicadores de riesgo, como algo tan fácil de notar como los patrones de peso, podría ofrecer oportunidades de intervención temprana que pueden cambiar la trayectoria de aparición y progresión de la enfermedad».



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