Los otros efectos secundarios del Covid-19 en jóvenes
Las personas jóvenes y sanas que han padecido una infección leve por Covid-19 pueden sufrir a veces consecuencias temporales tras la infección, como cansancio, pérdida de olfato y gusto o reducción de la fertilidad. Estos síntomas suelen mejorar con el tiempo.
Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto de Epidemiología, Bioestadística y Prevención de la Universidad de Zurich (Suiza) llevado a cabo con personal de las Fuerzas Armadas suizas muestra que los jóvenes que han tenido Covid-19 son más propensos a tener un aumento del colesterol, un índice de masa corporal (IMC) elevado y una menor capacidad de resistencia física. Como resultado de ello, pueden ser más propensos a desarrollar trastornos metabólicos y complicaciones cardiovasculares a largo plazo.
El estudio, publicado en la revista «Lancet Infectious Diseases», se realizó entre mayo y noviembre de 2021 con 29 mujeres y 464 varones con una edad media de 21 años. A diferencia de otros estudios, la nueva batería de pruebas también evaluó los sistemas cardiovascular, pulmonar, neurológico, oftalmológico, de fertilidad masculina, psicológico y general.
A medida que la pandemia de Covid-19 evoluciona, la cuestión de las consecuencias posteriores a la infección adquiere mayor importancia. ¿Impacta el Covid-19 persistente a los jóvenes previamente sanos? Aunque este grupo es de gran importancia para la sociedad, ya que representa la próxima generación y la columna vertebral de la población activa, los efectos a medio y largo plazo de las infecciones por SARS-CoV-2 apenas se han investigado en esta población.
Pueden ser más propensos a desarrollar trastornos metabólicos y complicaciones cardiovasculares a largo plazo
Las investigaciones originales disponibles tienden a centrarse en los enfermos hospitalizados, los ancianos o los que padecen múltiples morbilidades, o restringen las evaluaciones a un solo sistema orgánico.
Este nuevo estudio, dirigido Patricia Schlagenhauf, profesora del Instituto de Epidemiología, Bioestadística y Prevención de la Universidad de Zúrich (UZH), ha comprobado que, a pesar de la recuperación general, siguen existiendo secuelas tras las infecciones recientes.
Los resultados muestran que los individuos jóvenes, previamente sanos y no hospitalizados, se recuperan en gran medida de la infección leve y que el impacto del virus del SARS-CoV-2 en varios sistemas del organismo es menor que el observado en pacientes de mayor edad, multimórbidos u hospitalizados.
Sin embargo, el estudio también aportó pruebas de que las infecciones recientes -incluso las leves- pueden provocar síntomas como fatiga, disminución del sentido del olfato y problemas psicológicos hasta 180 días, además de tener un impacto negativo a corto plazo en la fertilidad masculina. En el caso de las infecciones no recientes -más de 180 días- estos efectos dejaron de ser significativos.
«El aumento del IMC, el colesterol elevado y la menor resistencia física sugieren un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos y posibles complicaciones cardiovasculares», afirma la investigadora principal, Schlagenhauf.
El estudio es importante y novedoso porque evalúa cuantitativamente la función multiorgánica mediante una batería de pruebas sensibles y mínimamente invasivas en un grupo homogéneo de personas varios meses después de una infección por Covid-19. Una faceta valiosa del estudio fue el grupo de control, en el que se confirmó serológicamente que no había habido exposición al SARS-CoV-2. «La combinación de una batería de pruebas únicas, una cohorte homogénea y un grupo de control hacen de este estudio un hito en la base de pruebas sobre la Covid-19 en adultos jóvenes», afirma Schlagenhauf.
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