El médico Crescencio Sánchez Esculta

 El médico Crescencio Sánchez Esculta


En mi anterior artículo hablé del estudiante Crescencio como uno de los autores de “El Caos Conspicuo”. Hoy profundizo en el personaje. Terminada la carrera continuó en Salamanca y le vemos como dueño del café “El Siglo” en Prior 5, en 1895. Tuvo el privilegio de dar la primera proyección de imágenes en movimiento en el invierno de 1896.

Dadas su afición musical, prodiga la actuación zarzuelera en el repertorio de las veladas. Actúa a mediados de enero de 1897 la famosa pianista María de los Angeles a la que se pide insistentemente que interprete la tanda de valses “Mirtos de oro” de Wandelfed. En marzo se representa la zarzuelita “Miércoles de ceniza” con letra de Lenzano y López y López y música de Aparicio, saliendo a saludar los autores. En julio la cantante Encarnación Robles, acompañada al piano por el maestro Piñuela interpreta bonitas romanzas, malagueñas, sevillanas, habaneras y guagiras.

En noviembre se representan las zarzuelas “Los zangolotinos”, de Manuel Fernández Caballero la música y José Jackson Veyán la letra, estrenada en el Apolo y “La Calandria” de Ruperto Chapí con letra de Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, en el teatro Alhambra, interpretadas por la señorita Penalva, las señoras Torquemada y Caballero y los señores Arias, Gaye y Valcárcel acompañados al piano por el maestro Piñuela, profesor de violín en la Escuela de san Eloy. El día 18 se representa “Juan José” el drama de Joaquín Dicenta, estrenado en el teatro de la Comedia el 29/10/1895. .

En diciembre de 1898 desaparece “El Siglo” adquirido por los camareros, que le cambian el nombre y pasa a denominarse “La Perla Salmantina”. Crescencio se dedica ya intensamente a la medicina y es su sobrino Francisco Oracio quien nos habla de sus ojos vivos y extraños, sus barbas plurísimas y rizadas, como las de Joaquín Costa, de su carácter rudo y áspero, poco amigo de lindezas lo que le llevó a extremos peligrosos.

Fue estudiante, periodista de vanguardia, poeta, filósofo, ensayista, dramaturgo, orador, trota-pueblos, republicano, revolucionario y médico. Ejerció Berrocal a donde fue a morir.

El gran bar de “El Armuñés”, frente al Liceo fue conocido como la “Sacristía de los republicanos”, siendo asiduos tertulianos: Crescencio, José Limorti Gómez, obrero constructor de coches, Manuel Millán, Sergio García Hernández, Lucio Alvarez, Ollagaray, Agapito Fernández, Ignacio Ardiz, Florentino Hernández, “El Chacarrín”, Melquiades Alvarez, Federico Fraile y los miembros de la logia masónica Manuel Rincón, platero, Padilla2; Antonio Almaraz, hojalatero, García Vao1; Urbano Turiel, con figón en el número 6 del Corrillo, Padilla4; Casimiro García Lopez, médico, Avicena. Pertenecieron a esta logia y a la Serapis: Diego Muelas, empleado, Cervantes: Antonio Ballesteros, moldeador, Lutero y Teodoro Campos Izquierdo, empleado ff.cc, Giordano Bruno. Joaquín Hernández Agreda, agrimensor, Garibaldi, perteneció a esta y a la logia “La Igualdad”.

Acérrimo republicano, su casa era un santuario con estampas y litografías de la República y sus héroes y la biblioteca estaba repleta con obras de Pier-Joseph Proudhon, Piotr Kropotkin, Leon Tolstoy, Charles Darwin o Immanuel Kant y retratos de Emilio Castelar, Pablo Iglesias o José Nakens.

Era su grito de guerra: ¡Maura, no! Y sus diatribas iban también dirigidas a Juan de la Cierva, ministro en distintas carteras.

No dudaba en organizar frecuentes mítines republicanos que terminaban la jornada de agitación, indefectiblemente, con un ágape fraterno en “Casa Hilario” de los Pizarrales.

Con más de 50 procesos en su haber se sentó en el banquillo de varias Audiencias como consecuencia de las colaboraciones en “El Motín”, “La bandera federal”, “El Radical”…

Le visitaban en la cárcel sus amigos y correligionarios: el periodista Felipe Uribarri, Vicente González Fernández, dueño del café “Suizo”, el político y famoso médico, Federico Villalobos, Gabriel Almaraz Esteban y su hijo el fotógrafo Eustaquio Almaraz Santos, Vicente de Antonio, propietario de una tasca en la calle Esgrima 12 o Wenceslao Montero Dorado, comerciante, Prim, en la logia “Hijos de la humanidad, Enrique Meca Vivas, abogado que vivía en los altos del actual estanco “La boutique del fumador”, de la logia Helmántica y Gabino Garabís Rivero, Cronwell, perteneciente a ambas logias masónicas.



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