Letizia y Jill

Veo las fotos de Letizia y Jill Biden y pienso que, si alguien puede representarnos bien, cumpliendo su papel a la perfección, es, sin duda, la reina Letizia. Si de la reina Sofía siempre se ha dicho que es una profesional, desde luego la reina Letizia no le va a la zaga. Letizia es una reina tan cumplidora e impecable, como mujer de su propio tiempo. Y, además, una plebeya que llegó a reina sin toda la formación exquisita y privilegiada de los nacidos en casas reales y se dedicó a aprender en tiempo récord cuando era menester para no desmerecer entre su entorno de sangre azul, con una disciplina admirable.

Dicho esto y echado el correspondiente piropo (bien merecido) a nuestra reina, debo confesar que me pudre la idea de las “mujeres de”, ocupadas en sus cositas, de charla y asociaciones benéficas, mientras sus todopoderosos maridos tienen entre manos las cosas importantes del mundo.

Está muy bien que Letizia y Jill se lleven bien. Y no me extraña que la segunda quiera conocer a la primera porque es guapa, inteligente y comprometida, pero…estoy un poco cansada de los “duelos de vestuario” y de las conversaciones en la sombra de las mujeres que han de abandonarlo todo para dedicarse a sus hombres con cargo.

¿Acaso Letizia y Jill o Jill y Letizia, que tanto monta, no podrían haber organizado unas conferencias para hablar juntas, qué sé yo, del cambio climático, de la trata de mujeres (que se que le preocupa muy especialmente a nuestra reina) o de algún asunto de peso?

¿De verdad lo único que les podemos pedir es que se sienten, se hagan una foto y muestren “complicidad” y unos vestidos bonitos o, como mucho, que se acerquen a la asociación contra el cáncer?

¿No pueden ellas mismas hablar del cáncer, de la estética, de la moda sostenible, de la violación como arma de guerra o de cualquier otro asunto de peso? Ya sé, ya sé: nuestros representantes han de tenerlo todo medido, hasta la última coma. Y el rey es Felipe VI y la reina, la mujer del monarca (solo hemos tenido dos reinas en la historia con cargo propio Isabel la Católica e Isabel II, las demás han sido consortes o regentes).

Pero, en pleno siglo XXI, si ellas aparecen en la imagen ¿no debería ser también para que dijeran algo y no solo para vestirse monas y charlar? Supongo que las inflexibles normas de la Casa real no permiten muchas cosas. Pero las normas están para saltárselas y, si tenemos al lado del rey, a una reina con capacidad más que de sobra para tener más papel que el de tomarse el te con la dama del país correspondiente, deberíamos potenciarlo. Creo. La monarquía ha de renovarse y avanzar. Y aprovechar a todos sus miembros para dar un mayor y mejor servicio a la sociedad.