Con la escopeta cargada

Alfonso Fernández Mañueco no gana para disgustos con estos extraños compañeros de cama gubernamental que las elecciones autonómicas le han deparado. Cada día que pasa le toca sufrir la fabulosa capacidad de los representantes de Vox para meter en líos a la Junta. Los de Santiago Abascal salen todos los días con la escopeta cargada, y a la menor aprietan el gatillo.

Este lunes fue de nuevo el vicepresidente Juan García-Gallardo, el encargado de abrir fuego, en este caso contra la patronal y los sindicatos. El número dos del Gobierno regional anunció un recorte de 20 millones en los fondos asignados a los agentes sociales y lo hizo por su cuenta, sin encomendarse ni a Mañueco ni al diablo. Y al día siguiente remató la jugada el consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, que en el Foro Gaceta del martes dejó caer su intención de reducir el poco dinero (un millón de euros) que su departamento otorga a las organizaciones agrarias de la Comunidad.

Todo indica que en el lado ‘pepero’ de la Junta no tenían conocimiento de las conflictivas intenciones de los dos mandatarios verdes, una ignorancia que comienza a no ser noticia, porque el funcionamiento por libre de los de Vox se está convirtiendo en norma.

Aparte de ese ejercicio de descoordinación, lo que pierde a los de Abascal son las formas. No se puede cortarle el suministro a los sindicatos y a la patronal sin ni siquiera escucharles. Esa prepotencia puede dinamitar cualquier intento de negociación posterior. Y eso que los ‘afectados’ han sido prudentes y no han querido salir en tromba a despellejar a García-Gallardo, por prudencia o porque confían en que el PP les zurza el roto.

A Mañueco no le ha quedado más remedio que apechugar con el anuncio y, por boca de su consejero de Economía, hacía suyo el recorte, como si de verdad se tratara de una iniciativa de todo el Gobierno regional. Carlos Fernández Carriedo pedía “generosidad” a los recortados, en un intento desesperado por salvar ese diálogo social que durante tantos años ha sido la marca distintiva de Castilla y León, incluso con refrendo en el Estatuto de Autonomía. Parece un poco iluso por su parte pensar que la paz social se vaya a mantener incólume cuando a los protagonistas les birlan veinte millones de euros, pero ya veremos cómo acaba esta guerra.

Entrando en el fondo de la cuestión, la medida de reducir la aportación de dinero público a patronal y sindicatos puede resultar muy popular, pero también suelta un cierto tufo populista. Lo más sensato hubiera sido auditar primero la ejecución de esos fondos y ver si se están utilizando de forma correcta para mejorar la formación y ofrecer servicios a los empresarios y a los trabajadores de la Comunidad, o realmente están sirviendo para mantener los sueldos de unos y otros. Como no se ha hecho ese análisis, no podemos saber si se trata de una decisión acertada. Y en todo caso, antes de recortar, hubiera sido más justo reforzar los controles sobre el dinero público, que de eso siempre ha habido necesidad.

En el caso de las organizaciones agrarias, ese millón de euros no va a ningún sitio y casi no merece la pena escatimar en la asignación a unas OPAs que están ofreciendo servicios gratuitos a los agricultores y ganaderos en un momento de grandes apuros para todos. Sin embargo, en este caso las organizaciones han sido más duras con el consejero Dueñas, al que han llegado a echarle en cara, con razón, que a ellas les cortan las migajas mientras en la Junta no solo no recortan en sueldos sino que han incrementado el número de altos cargos.

Mañueco debe entender que no es el momento de cabrear a tantos colectivos y más le vale meter en vereda cuando antes a su vicepresidente. Quizás esté esperando al domingo para que se vote en Andalucía y a García-Gallardo se le pase la excitación electoral.