Los militares rescatadores

El pasado domingo por la tarde, mi buena amiga Piluca, impactada por la actuación estelar de dos jóvenes militares no dudó en enviarme la hazaña grabada en video, pidiéndome que, si tenía la oportunidad, la hiciera pública. La historia es como sigue. En el cabo Roig, en la zona de acantilado que hay antes del llegar al puerto deportivo y que antecede a la playa de la Caleta, en Orihuela Costa (Alicante), un hombre de avanzada edad pide ayuda desde las rocas, que el agua del mar golpea con fuerza. Nadie sabe qué hace allí. Tampoco qué le ocurre. Solo que es muy mayor y que su ropa está en la parte de arriba de ese acantilado, cuidadosamente doblada y con un papelito donde figura su nombre.

Desde la barandilla, algunos viandantes casi le regañan por estar en ese lugar tan peligroso, pero no saben cómo ayudarlo, hasta que a alguien se le ocurre avisar a los militares del cercano destacamento militar Teniente Morejón. De inmediato, dos jóvenes, dos ángeles sin alas, aparecen y sin pensárselo, resbalando, pero obviando el riesgo, bajan hasta donde se encuentra el hombre y comienzan a jugarse el tipo para ayudarlo sin romperse la crisma.

Una compañera, desde esa barandilla repleta de espectadores, sigue la maniobra sin quitarles ojo y responde a sus órdenes, mientras ellos tratan de mover al hombre, que parece haberse roto algún hueso, sin hacerle daño. Está frío, así que demandan a la compañera que les tire el neopreno para poder arroparlo y que llame a otro compañero más, para que acceda por el mar al lugar en el que se encuentra, con una moto de agua o, por lo menos, que se acerque tanto como pueda y les lance un flotador con el que poder remolcarlo. En un tiempo record, la moto de agua se presenta en el sitio y con una destreza sorprendente, entre unos y otros consiguen arrastrar al hombre, que apenas puede moverse, hasta la moto, con la que le llevan a puerto y de ahí al hospital.

Cuando ya están de camino y el asunto solucionado, aparece la Guardia Civil, que se da cuenta de que, de no haber aparecido ellos, el asunto habría acabado en desgracia. Los héroes rescatadores se llaman David, David, Aitor y Susi… Son cuatro militares como tantos otros, siempre dispuestos ayudar, sin pensar en los riesgos y sin que nadie les alabe y les celebre.

Más bien todo lo contrario. Porque ya saben que son muchos los que critican los uniformes y los entienden como herramientas de guerra, aunque sirvan infinitamente más a la paz. A ver si nos damos cuenta todos, de una vez, de que, a los militares, lo que menos les gusta hacer es disparar y que a lo que se dedican casi siempre, como si fueran médicos, es a ayudar y a salvar vidas, como la de este hombre que a saber qué hacía en este lugar.