Viernes de Dolores

ES Viernes de Dolores. Hace un tiempo hubiese escrito que ya se estaban poniendo a punto las carracas o carracos, esos “instrumentos de madera, en que los dientes de una rueda, levantando consecutivamente una o más lengüetas, producen un ruido seco y desapacible”, según se define en el Diccionario de la RAE. Se utilizaban en los pueblos para convocar a los actos religiosos desde la tarde del Jueves Santo hasta la Vigilia Pascual, ya que no podían usarse las campanas. Sin embargo, mucho me temo que han caído en desuso y ahora lo que se ponen a punto son las cornetas y tambores, entre los instrumentos musicales, y las túnicas, capirotes, cirios y velas de los cofrades que recorrerán las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades durante las procesiones, tras dos años en los que la pandemia impidió las celebraciones, especialmente en 2020. Hay ganas de celebrar la Semana Santa, para los más religiosos, y de disfrutar de unos días de asueto para los que conciben este periodo como unas mini vacaciones.

Y en Castilla y León llegamos a este Viernes de Dolores sin que se haya formado el nuevo Gobierno, resultante de las elecciones que tuvieron lugar el 13 de febrero, hace ya casi dos meses. Es más, ni se ha celebrado todavía la sesión para investir a Alfonso Fernández Mañueco. Los dos partidos en danza, el PP y Vox, se acusan mutuamente y de forma soterrada de ser los culpables del retraso y de tensar la cuerda. Independientemente de quién tenga la culpa, la realidad es que vamos a estar más de dos meses sin Gobierno efectivo, que, si se suman a los otros dos, día arriba, día abajo, desde que se disolvieron las Cortes y se convocaron las elecciones, dan un cuatrimestre largo con la acción política y parte de la gestión de la cosa pública bastante parada. Y ahí llega la gran pregunta: ¿nos podemos permitir ese lujo en la situación actual? Claro, que si se mira desde el punto de los escépticos, también se puede argumentar que, aparentemente, tampoco hemos notado mucho que no había Cortes ni Gobierno en plenitud de facultades, por lo que bien se podría prescindir de ellos. Pero, repito, eso para los más escépticos.

Y llegamos a este Viernes de Dolores con las repercusiones de la entrevista de ayer entre Pedro Sánchez y el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Según cuentan las crónicas, y mirado desde el punto de vista pesimista, no parece que pasase mucho, especialmente en el ámbito económico, a pesar de la que está cayendo. Claro, que contemplado desde el lado optimista, el gallego podrá argumentar que Sánchez no logró consumar un engaño más, como los que son habituales en el inquilino de La Moncloa. Y, hablando de engaños: se admiten apuestas sobre quién engañó a quién en la entrevista de ayer entre el presidente del Gobierno español y el rey de Marruecos.