La solemnidad franciscana impregna de nuevo el Convento de San Francisco

Hace 488 años, la orden franciscana pisaba por primera vez el claustro del Convento de San Francisco. Las paredes de este espacio se levantaron en 1310, perteneció a los Duques de la ciudad textil y fue uno de los primeros conventos que se construyeron en la provincia. En 1534 se asentaron en su interior los franciscanos observantes, quienes hacían gala de su voto de pobreza y solemnidad durante su estancia en Béjar.

Ahora, en pleno siglo XXI, la más joven de las hermanades de Béjar, la Seráfica Hermandad del Divino Salvador en Su Pasión y Nuestra Madre Dolorosa, cumpliendo con su origen inspirado en la tradición franciscana, ha llevado a cabo un particular ‘viaje en el tiempo’ con la realización del ‘Piadoso Ejercicio de las cinco llagas de nuestro Divino Salvador’.

Los hermanos, vestidos con su hábito, han meditado sobre los sufrimientos de Jesucristo en su Pasión, pero, en esta edición, no han podido dejar de hacerlo por las víctimas de la guerra de Rusia y Ucrania. La música se ha fundido con la caída del sol y las luces del Convento para conmover a todos los presentes que han acompañado con un respetuoso silencio este momento especial.

Todo ello bajo la presencia de la talla principal de la Seráfica, la del ‘Divino Salvador en su Pasión’, realizada por el imaginero sevillano José Manuel Montaño. La imagen llegó a la ciudad textil en diciembre de 2020 y por primera vez, ha salido a la calle y ha podido se vista por los bejaranos.