«Pido a nuestros ángeles de la guarda que nos den buenas noticias de los dos heridos del martes»

Enrique Crespo es un hombre de ciencia y de mucha fe, por eso, no es extraño que cuando en un día como hoy, Miércoles de Ceniza e inicio de la Cuaresma, se le pide una valoración del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, responda de la siguiente manera: «A esta hora de la mañana lo que hago es rezar para que los dos hombres de ayer salgan adelante». Se refiere al
vecino de Ciudad Rodrigo, de 59 años de edad, que fue corneado por uno de los toros de Los Bayones en el desencierro. «A parte de la lesión muy grave de fractura de fémur y arrancamiento de vena femoral, y con lo que tarda en llegar y lo que sangra, tiene un traumatismo cerrado que se le detectó en el hospital con una lesión hepática. Lo estaban operando a última hora de la tarde de ayer para arreglarle lo del hígado, pero según me contaron, era casi a vida o muerte, estoy deseando que me lleguen noticias de allí».

En cuanto al
joven de Laguna de Duero, herido en la capea de por la tarde, Crespo dice, en primer lugar, que «me ha llamado mucha gente conocida para interesarse», y detalla sobre su estado que sufrió «un traumatismo cerrado muy grave, muy serio, con afectación del pulmón, de la pleura y no sabemos si del diafragma porque no tenía herida; nosotros lo que nos limitamos fue a vaciarle mediante un tubo para que pudiera respirar el pulmón y trasladarlo, lo vimos tan grave que en la UVI de la Cruz Roja, además de la doctora y enfermeras fueron dos anestesistas y es que, ya en el herido de por la mañana viajó otro compañero porque un momento antes de llegar a Salamanca, casi les hace una parada cardiaca».

Después de todo lo expuesto sigue insistiendo en que «el balance que hago ahora es pidiendo a nuestros ángeles de la guarda, que no somos los médicos, solo están arriba en el cielo, que nos den buenas noticias de lo de ayer».

Si algo caracteriza esta enfermería es que cualquier herido, del tipo que sea, antes de ser traslado a Salamanca, es atendido por el equipo de Crespo porque «esto tiene esa dificultad o idiosincrasia y es que el hospital está a una hora y hay heridos que no pueden aguantar».

Pone estos dos ejemplos cercanos, «el herido de ayer por la mañana si no lo operas, aunque en esta vida no se puede dar por seguro, estoy convencido de que no hubiera llegado a Salamanca, convencidísimo» y en el caso del vecino de Laguna de Duero, «si tú no le metes un tubo, ese chico se ahoga».

Crespo ha perdido la cuenta del número de carnavales que ha vivido desde la enfermería, «vine por primera vez en 1981, luego paramos varios años y desde 2004, hemos venido todos».

Tamaño de los toros

Lo que ha variado en este tiempo, en función de su percepción, es el tamaño del toro. «Me acuerdo que en los años 80, los toros que echaban eran la mitad de los de ahora y cada año veo los toros más grandes». Desde un punto de vista técnico, «el mayor logro de la cirugía taurina son los métodos anestésicos, los fármaco-anestésicos, la electromedicina y los propios anestesistas».

Que los toros sean más grandes no quiere decir que las heridas sean mayores. «El toro grande no tiene porqué dar más cornadas, de hecho, cuando más cornadas hubo a lo largo de la historia, en general, era cuando el toro era chico, lo que pasa que aquellos toros se movían mucho». Crespo asocia la mayor peligrosidad a «la casta y el sentido». «No es lo mismo un utrero que un toro de cinco años, que se intenta cebar contigo; el tamaño no tiene que ver con la peligrosidad, yo hablo de la edad, que es la que le da al toro sentido y por tanto, más probabilidad de que te coja».

Esta enfermería de Ciudad Rodrigo ha sido, tradicionalmente, un punto de referencia formativa por todo lo que se ve en tan pocos días. Crespo valora los cursos de postgrado universitario que se están haciendo en la Universidad de Valencia para que sigan surgiendo especialistas y adelanta que están preparando un curso más básico para la gente que se inicia en Valladolid, «en homenaje al doctor Mateo que se ha jubiado, estamos viendo fechas».

El equipo fijo de este Carnaval del Toro lo han conformado 10 personas, algunos días han estado hasta 14, incluidos estudiantes de Medicina.

«Uno de los motivos por los que sigo acudiendo a la plaza de toros, incluso si me apuras viniendo aquí, es seguir explicando dentro de nuestras posibilidades».

A sus 63 años, reconoce que «no es pereza lo que me da, pero cada año me cuesta más, a mí y a parte de mi equipo, porque el deterioro físico lo acusas más». Comenta que en su trabajo diario en Madrid, «no he trabajado en mi vida más que estos dos últimos años, y se nota en el dolor de espalda que tengo ahora mismo, pero curiosamente cuando tenemos que atender a un herido te olvidas de los dolores».

Matiza que «no quiero huir de la responsabilidad de ser el equipo médico del Carnaval, porque la responsabiliad la tenemos ausmida, alguien tiene que venir». Manifiesta que «posiblemente, la penúltima plaza que deje como cirujano será la de Ciudad Rodrigo y la última la de Zamora, mi tierra».

Las ultimas palabras de Enrique Crespo son para todos los componentes de su equipo y el de Cruz Roja: «Si Cruz Roja no viniera, yo tampoco, mi reconomiento más absoluto para todos».

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