Es preciso votar para demostrar a políticos, medios de comunicación y otros poderes, que los ciudadanos tenemos mucha mayor calidad democrática

Este domingo, día 13, se celebran las elecciones autonómicas en Castilla y León. Concurren un numero amplio de partidos de todo el espectro ideológico y, se supone, que los ciudadanos tenemos que elegir entre ellos en base a nuestro conocimiento o nuestra percepción de su experiencia, credibilidad y programa político.

Sin embargo, en realidad, no han hecho grandes esfuerzos por explicarnos que pretenden hacer por Castilla y León si consiguen representación suficiente como para ocupar el gobierno de la región. Más bien han basado sus campañas en “más de lo mismo”, es decir aquello de lo que los ciudadanos estamos cansados, y que no es otra cosa que hacer política “sin mojarse”, sin concretar soluciones para los problemas reales. A ello ha contribuido notablemente la ausencia de una prensa crítica que les interpelase y obligara a posicionarse públicamente ante los principales problemas de la vida diaria en Castilla y León.

Hemos visto pasearse por los campos y pueblos de Castilla y León a personajes que nunca los habían pisado y que, finalizadas las elecciones, no los volverán a pisar, porque volverán a sentarse cómodamente en sus despachos de Madrid o Valladolid sin volver a mancharse los mocasines.

En unas elecciones interpretadas en clave nacional, que podrían haber sido un excelente altavoz para hablar de los problemas de Castilla y León, es escandaloso que los medios de comunicación, especialmente las televisiones, tanto autonómicas como estatales, públicas y privadas, hayan ninguneado a los candidatos de partidos con representación en Las Cortes como Podemos, UPL o Por Ávila, centrando su seguimiento de campaña en los dos principales partidos PP y PSOE, y en mucha menor medida Ciudadanos. No solo Podemos ha sido ignorado de forma intencionada, ocultando incluso sus proyecciones de voto en las encuestas, sino que el resto de los partidos minoritarios que también se presentan, han sido igualmente ninguneados. Esta actitud dificulta, sino impide, cualquier posibilidad de cambio, aun cuando las personas y sus propuestas fueran excelentes y pudieran resultar altamente beneficiosas para la región.

Como señalaba al comienzo de esta columna, y también en columnas de semanas anteriores, para que los votos de todos y cada uno de los ciudadanos sean votos responsables, conscientes, destinados a resolver los problemas de Castilla y León, sería preciso el ejercicio del voto por ciudadanos informados y, lo que ha ocurrido en esta campaña electoral, ha sido exactamente lo contrario: algunos partidos no han tenido ninguna intención de que así fuera y los medios de comunicación tampoco, sino que han ejercido conscientemente la desinformación al servicio de los intereses de quienes los financian (quien paga manda). La libertad de información de los periodistas sigue siendo una quimera.

Las encuestas auguran un porcentaje de abstención muy elevado, superior al 40%, actitud ciudadana que no es de extrañar ante el desencanto de la política sembrado en una campaña electoral anodina. Sin embargo, es preciso votar, es preciso ejercer el voto consciente a favor de aquellas propuestas que, aunque no sean las que nos gustarían, sean las que nos disgusten menos; es preciso votar aunque sea “con una pinza en la nariz”, es preciso votar para demostrar a políticos, medios de comunicación y otros poderes, que los ciudadanos tenemos mucha mayor calidad democrática y queremos ser los protagonistas de nuestro futuro, queremos ser parte de la solución y no queremos ser parte del problema, para que nadie pueda decir que los castellanos “tenemos lo que merecemos”. No se puede perder ni un solo voto consciente en Castilla y León.