El colegio mayor salmantino con más historia

Calle Fonseca, número 4. Allí se encuentra el Colegio del Arzobispo Fonseca, monumento declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y fundado por el arzobispo de Toledo don Alonso de Fonseca e iniciada su construcción en el año 1519. Se trata de un edificio universitario que sigue cumpliendo su función de residencia de profesores e invitados de la Universidad de Salamanca, pero además allí se puede hospedar todo aquel que lo desee.

Se trata de uno de los Colegios Mayores más importantes de Salamanca, tanto por su historia, como por el valor artístico que poseen sus instalaciones, y por ello es una de las edificaciones civiles más importantes de su época en España. “La verdad que es una maravilla de palacio, un edificio inigualable y lo bueno es que se puede visitar por cualquier persona que acuda a la ciudad. Es cierto que sobre todo viene gente de la Universidad de Salamanca, pero turísticamente sigue teniendo bastante demanda”, asegura Jesús Benito, uno de los encargados del Colegio del Arzobispo Fonseca.

Lo primero que se puede ver es una fachada principal realizada en piedra de sillería destacando sobre los muros de mampostería. Por su parte, la llegada al patio, una vez traspasando el zaguán abovedado con la decoración plateresca de la entrada de la capilla a la derecha, produce una impresión verdaderamente sorprendente.

El edificio conserva casi en su totalidad las primeras dependencias, salvo cambios o reformas que afectan más al distinto uso, que a la alteración de su original disposición. Sigue la capilla con el retablo de Alonso Berruguete, en la que se modificó la iluminación en 2018, y que sirve de marco para conciertos, diferentes exposiciones, también bodas civiles e incluso hace dos años se celebró una reunión de las Cortes de Castilla y León. Frente a ella se encuentra el antiguo “general” grande, que es hoy salón de residentes y en él se realizan reuniones y conferencias bajo el espacio de la antigua biblioteca, que es sala de actos, mientras el salón rectoral, con pinturas simbólicas de temas tomados de la obra de Saavedra Fajardo, ocupa el ángulo opuesto de esa planta.

Además, sigue siendo un alojamiento universitario, aunque sus huéspedes no son estrictamente estudiantes como en tiempos pasados. También, en verano se llena de teatro, recitales y música.