Dos modelos opuestos para Castilla y León

Si algo quedó claro en el segundo y último debate es que el domingo día 13 los castellanos y leoneses tienen que elegir entre dos modelos de gestionar la Comunidad: un modelo liberal basado en el apoyo a los ciudadanos, en la creación de riqueza y trabajo a través del crecimiento y otro sustentado en la inversión pública con la Administración como protagonista. En la primera propuesta coincidieron Mañueco e Igea, que discreparon en asuntos personales pero que mostraron una similar visión liberal contraria al plan de subir los impuestos e incrementar el gasto público defendido por Tudanca. De hecho, el candidato socialista planteó incrementos de funcionarios, de infraestructuras y de inversión pública en todos y cada uno de los frentes económicos y sociales, propuestas que llevarían a duplicar los presupuestos anuales de la Junta. Lo que no dijo Tudanca es de dónde va a sacar semejante aluvión de fondos ni cuánto ni a quiénes les va a subir los impuestos para pagar esa fiesta.

Mañueco e Igea tuvieron la suerte de que este segundo debate se centraba en ámbitos en los que Castilla y León es líder nacional, como la sanidad o los servicios sociales, y ambos defendieron lo hecho en estos últimos dos años y medio, con la diferencia de que el de Ciudadanos intentó apropiarse de todo lo gestionado por consejerías de su formación. PP y Cs no están lejos en cuanto a ideología, pero la inquina personal de Igea con Mañueco obstruye un futuro pacto, si es que los naranjas consiguen peso suficiente como para contar en el futuro Gobierno regional.

Hay también dos modelos de política social, uno que ya conocemos y que apoyan PP, Cs e incluso el PSOE, y otro que no estaba presente en el debate y que cristaliza en Vox. Un modelo que Tudanca e Igea se empeñaron en atacar, dando golpes al aire ante la ausencia de los de Abascal.

El debate mostró también las dos alternativas para la Junta que salga del 13-F: un gobierno de Mañueco, con la abstención o el voto a favor de Vox (que en ese caso podría exigir consejerías y provocaría un problema de órdago al PP) o un gobierno de Tudanca al estilo ‘Frankenstein’ de Sánchez, con un revoltijo de partidos comunistas (Podemos), separatistas (UPL) y localistas (el resto). Tampoco habría que descartar la entrada de los naranjas en auxilio de los populares, porque los vetos de hoy a veces se transforman en abrazos mañana.

Y una última conclusión del segundo ‘encuentro’ ante las cámaras: es importante votar el domingo porque Castilla y León se juega mucho esta vez.