Divertido pregón de Julete Moriche lleno de anécdotas, disfraces y música de la Rondalla

 Divertido pregón de Julete Moriche lleno de anécdotas, disfraces y música de la Rondalla



(> El pregón íntegro de Julete Moriche se puede leer aquí: https://salamancartvaldia.es/noticia/2022-02-17-pregon-integro-de-julete-moriche-para-la-asociacion-cultural-carnavaldeltoro-es-289830?utm_source=salamancartvaldia.es&).

La entidad más joven que organiza citas de este tipo dentro del preCarnaval Cultural de Ciudad Rodrigo, la Asociación Cultural Carnavaldeltoro.es (apenas llevan 10 ediciones, como recordó el presentador de la velada, Iván Ramajo), fue la encargada en la tarde-noche del jueves de recuperar los clásicos pregones precarnavaleros, ausentes desde 2020 (hay que recordar que en 2021, pese a no haber Carnaval, hubiera sido posible hacerlos como cualquier otro acto cultural más en el Teatro).

Este primer pregón desde que arrancó la pandemia del coronavirus fue ofrecido por Julio Sánchez Alfonso, Julete Moriche, quién protagonizó una velada llena de anécdotas, disfraces y música de la Rondalla III Columnas de la que es presidente, que para empezar acompañó el tradicional desfile de los miembros de Carnavaldeltoro.es desde el Restaurante El Sanatorio hasta el Teatro Nuevo Fernando Arrabal.

Tras la bienvenida a cargo de Iván Ramajo, quién tuvo un recuerdo para los farinatos fallecidos por la pandemia, el acto comenzó con la entrega del ‘Reloj Suelto’ de Carnavaldeltoro.es a Felipe Antúnez y Jesús Sendín, quienes llevan “tres décadas fieles al Domingo de Carnaval” ofreciendo un almuerzo solidario en la Avenida Conde de Foxá de forma previa al encierro a caballo, siendo “ejemplo a seguir de lo que se puede dar sin recibir nada a cambio”. Ese almuerzo cuenta siempre con una hucha a favor de la AECC, asistiendo al pregón de la tarde del jueves varias responsables de la Asociación portando una bandera de la entidad.

Recibido el galardón, Felipe Antúnez tomó la palabra, para relatar cómo empezó a ofrecer este almuerzo solidario, al que se sumó Jesús Sendín, repartiendo cada año unos 6.000 trozos de tocino. Según resaltó, por el momento “no hay relevo, lo seguiremos haciendo hasta que el cuerpo aguante”; algo que corroboró su compañero de tarea: “a ver si hay gente por ahí que se vaya poniendo en forma, porque nosotros no vamos a durar siempre”. Felipe Antúnez reconoció en su intervención “el mérito de estas señoras de la AECC, que son las que están todo el año”, además de reivindicar que hay muchas personas que superan el cáncer.

A partir de ahí llegó el momento del pregón en sí, que se abrió de una forma muy peculiar, con Julete Moriche entrando por el patio de butacas recordando uno de sus disfraces carnavaleros, el de charlatán, mientras intentaba colocar productos. Ese no fue el único disfraz que lució durante su intervención, repleta de vivencias y anécdotas personales de distintas etapas de su vida en torno al Carnaval del Toro. Según resaltó, es “el Carnaval más grande del mundo para mí”, porque es “fiesta, alegría, alborozo, toros por las calles (lo más importante de este Carnaval nuestro), disfraces, acogimiento a todas las personas que vienen de fuera, como así lo dice nuestra canción de Forastero”.

Incidiendo en que “para un buen farinato el Carnaval es un hormigueo que te entra en el cuerpo el día de la subida del Santo y te sale el Domingo de Piñata, y eso tiene poca explicación”, Julete Moriche empezó relatando vivencias carnavaleras de cuando era niño, como por ejemplo cuando jugaban en los recreos de la escuela a los toros, cuando subían a jugar al coso de la Plaza, o de las ferias, cuando se situaban entre la Plazuela de Béjar y la del Conde.

Pasando por la época en la que “ya te dejaban salir solo con los amigos”, Julete Moriche llegó en su relato a la época de “mozo, cuando a mí me llega el momento de disfrutar de pleno del Carnaval”, desde el momento en que entró a formar parte de Interpeñas. A partir de ahí, “hago cosas para nuestra fiesta grande”, como los recordados almuerzos charros del Lunes de Carnaval en el Registro, además de pertenecer a varias peñas, “como ahora en la actualidad”, de tal modo que “no parabas en todo el día de una en otra”.

A continuación, Julete Moriche narró cómo entró en la Rondalla III Columnas en 1982, en el marco de un desplazamiento colectivo desde Ciudad Rodrigo a Viseu, al que viajó como utillero del equipo de balonmano, pero acabó portando la bandera de la Rondalla como sustituto de la persona que lo solía hacer. Desde ese momento, ha tenido “miles de anécdotas” con la murga, en especial con Joaquín Fiz (Tato), ya que pasó a ser el presidente y con él se encargaba de la organización.

Respecto a la Rondalla, evocó las presentaciones ‘en familia’ que había en el salón de plenos del Ayuntamiento y cómo se hace ahora en el Teatro en dos sesiones “a reventar”, una ronda a una peña en el Conde Rodrigo que acabó propiciando que la murga viajase a Madeira con sus mujeres tras rondar a unos portugueses, u otra anécdota en Aveiro. En ese momento, salió a las tablas del Teatro la Rondalla, para cantar Somos del Puente. Posteriormente, Julete Moriche habló de sus disfraces, “una de las maneras más divertidas de pasar el Carnaval”.

Así, mencionó en primer lugar cuando se disfrazó en el baile del Teatro de Mesalina mientras que de Claudio iba Lauren Risueño, compartiendo ambos disfraces durante muchos años, de Plácido Domingo y Montserrat Caballé (se volvió a disfrazar para cantar brevemente ‘¡Barcelona!’), Ronald Reagan y su esposa, Juanito Navarro y Doña Croqueta, de caballistas, de mago y pitonisa, o de encantadores de serpientes (casi de cada disfraz recordó alguna anécdota). Con esos disfraces, “recorríamos todos los rincones de Ciudad Rodrigo tratando de llevar nuestro particular humor”.

En ese momento, mencionó cuando conoció a su “media naranja”, Maribel (quién “ha tenido una paciencia infinita conmigo, porque con tantas cosas que tengo paro poco en casa”), que dio paso a una nueva etapa de disfraces, “también muy divertidos y muy buenos”, de mariachis, de Lo que el viento se llevó, de médicos, o de Pepa y Avelino, escena que recreó sobre las tablas del Teatro. Todo ello le llevó a apuntar que los disfraces “me han permitido disfrutar de momentos inolvidables con muchos amigos”.

A continuación, habló de la parte taurina del Carnaval, recordando que de joven acostumbraba a correr “un trocito pequeño” del encierro, ya que “no he sido gran corredor, pero disfrutaba sintiendo esos momentos”. Ese encierro daba pie a “un itinerario marcado, una ruta que se repetía cada día de Carnaval”, por peñas, bares, eventos taurinos, y bailes. Con el tiempo, entró en la Peña Puerta del Desencierro, llegando la etapa de la semana del Carnaval Cultural, “un gran acierto del que disfrutamos muchos mirobrigenses ya que tenemos un Carnaval más extenso y muy entretenido e interesante”.

Julete Moriche expresó que “he tenido mucha suerte”, ya que han sido pocos años los que se ha perdido el Carnaval (cuando su mujer se quedó embarazada, cuando tuvo que llevar a un amigo a ver a su nieto a Bernicarló y dos años que estuvo en Fitur), “porque al menos para mí es un sufrimiento”. En los años en Fitur, el viernes a las 7 de la tarde les pusieron por teléfono el sonido del Reloj Suelto a Pilar Pastor y a él, y los dos estuvieron “llorando de pena”.

Ya en el tramo final, mencionó el Carnaval actual, “tan distinto pero también muy interesante, con tantas novedades, sobre todo las que salen de esta Asociación, que le dan más esplendor”, como el Campanazo, y el Toro del Antruejo, además de la reunión de peñas, el “gran número” de disfraces que salen por las calles, “lo que han cambiado los toros”, la quema del toro, o la entrega del Reloj Suelto. Julete Moriche concluyó diciendo “desde lo más profundo del corazón: viva Ciudad Rodrigo y viva su Carnaval”.

En ese momento, se le impuso el pañuelo farinato de Carnavaldeltoro.es, antes de que la Rondalla volviese a entrar en escena para cantar la canción que le han dedicado al Campanazo de la propia Asociación, y el clásico Forastero. El acto tuvo un bonus track musical, ya que Felipe Antúnez se arrancó a cantar brevemente una canción de su pueblo antes de que el público fuese abandonando el Teatro, teniendo la oportunidad de recoger en el hall una reproducción de una lámina de Carlos García Medina conmemorativa del pregón (Julete Moriche había hecho una tirada de 200 láminas, todas ellas numeradas). A la salida, todavía continuó la fiesta, con más canciones de la Rondalla III Columnas.



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