El Salamanca, a Nochebuena con el agua hasta el cuello

El Salamanca acaba el año en el fondo de la clasificación y se agarra al mercado de invierno para intentar salvar esta dramática situación, pero visto lo visto este domingo en su derrota ante el Pontevedra, más que unos retoques necesita una auténtica revolución en la plantilla. Con lo que hay, poco más se puede hacer.

En verano se hablaba mucho de que el Salamanca y el Pontevedra serían los cocos del grupo I de Segunda RFEF y que se disputarían el primer puesto en un mano a mano antológico. Pues tras ‘final’ de este domingo, cuando se vieron las caras por primera vez esta temporada, el conjunto de Antonio Calderón está en puestos de descenso con 17 puntos y los gallegos son segundos con 32 puntos. Esto es un clásico en el Helmántico, ya que de lo que se imagina un aficionado del Salamanca en las fiestas de su pueblo de agosto a lo que acaba viviendo en Nochebuena siempre hay un mundo de por medio.

Lo que sí que fue lo imaginado es que Charles marcaba. Y así fue. El delantero del Pontevedra, pichichi de la competición, en el minuto 25 con un remate de cabeza perfecto cruzó el balón para que no pudiera llegar Salcedo. Ni cotizaba en las casas de apuestas que el brasileño de 37 años anotaba en el Helmántico. Tras el gol, llegó el Salamanca más incisivo. Ese que solo sabe atacar cuando está contra las cuerdas, pero esta vez encontró el empate a los 10 minutos. En un rechace en el área Arencibia, que había sustituido a un gladiador con vómitos como Kristian, hacía el empate. Fue un atisbo de que por fin se podría ver algo épico en el Helmántico, pero evidentemente fue un espejismo. Solo había que esperar a la segunda parte para volver a la cruda realidad de este club.

En el segundo tiempo, hubo un intercambio de golpes en forma de ocasiones, pero poco a poco el Pontevedra comenzó a inscribir en el registro de la propiedad la pelota y el control del encuentro. Los gallegos tocaban, llegaban por banda, rompían líneas y merodeaban el área de Salcedo. Ni que decir tiene que el gol del Pontevedra estaba más que cantado, pero la única era duda el cuándo, ya que el cómo no importaba y es que el esférico tarde o temprano acabaría dentro de la portería salmantina. Esa muerta anunciada llegó en el minuto 80. En un balón colgado tras una falta que Romay cabeceó a gol. El Helmántico, si ya estaba congelado por la desapacible tarde y por la falta de público, pasó de entorno gélido a funeral.

Quedaban 10 minutos, pero la intentona de empate del Salamanca se quedó otra vez en un asedio de fogueo que no hizo ni cosquillas a un Pontevedra que es sin duda el mejor equipo al que se ha medido el Salamanca en lo que va de temporada. Tras el pitido final, el sonido de viento, aunque tímido por la falta de efectivos en la grada y la indiferencia que cada vez se expande más entre la masa social del Salamanca, apareció con una pitada para despedir al equipo antes de Navidad.

El Salamanca se va a las fiestas navideñas en su peor momento de los últimos años, debido a que se comerá las uvas en puestos de descenso a Tercera RFEF, quinta categoría del fútbol nacional. Algunos se pueden agarra a eso de que como han tocado fondo, todo lo que venga a partir de ahora será mejorar, pero se equivocan ya que si hay un club que cada vez puede ir a peor ese es el Salamanca.