Ojo vago: descubre por qué es tan importante cuidar la vista desde pequeños

 Ojo vago: descubre por qué es tan importante cuidar la vista desde pequeños


Madrid
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Nuestro sistema visual no está desarrollado del todo cuando nacemos. Requiere de unos años de maduración hasta lograr el rendimiento completo. La deficiencia de este proceso se conoce como ‘ambliopía’ u ojo vago, una patología que hoy en día es la causa más frecuente de mala visión en la infancia, con una prevalencia de entre el 2 y el 4% de la población.

«Su diagnóstico precoz es muy importante porque, de tratarse a tiempo, se pueden revertir las causas de baja agudeza visual en los niños, con las implicaciones que estas puedan tener en el día a día y en su futuro. De lo contrario, un niño con ambliopía no desarrollará una visión normal y sana», defiende la especialista en Oftalmología Infantil del Hospital
Quirónsalud Zaragoza
, la doctora María Romero Sanz.

Según explica la
Sociedad Española de Oftalmología
a este respecto, la ambliopía aparece cuando la imagen que le llega al cerebro de uno o de los dos ojos es borrosa. Entonces el ojo no aprende a ver de forma clara y es como si «desconectara la información de ese ojo».

«Se puede presentar ojo vago sin tener ningún signo externo que nos avise de ello. Si no se trata de manera precoz y adecuadamente puede dejar un defecto visual permanente en la vida. Por ello es importante que todos los niños pasen un control visual entre los 3 y los 4 años de edad para prevenir el defecto», mantiene la sociedad científica.

La deficiencia de este proceso se conoce como ‘ambliopía’ u ojo vago, una patología que hoy en día es la causa más frecuente de mala visión en la infancia, con una prevalencia de entre el 2 y el 4% de la población

Otros síntomas que nos pueden alertar de que algo no va bien en la vista de nuestros pequeños, según la doctora María Romero Sanz, es que estos no mantienen el contacto visual con otras personas más allá de los tres meses; que presenten lagrimeo constante (puede que diario), o que retuerza o desvíe los ojos hacia dentro o hacia afuera; que se acerque mucho para ver los cuentos o la televisión; o que se froten mucho los ojos, por ejemplo.

«En la primera visita, además de comprobar que la agudeza visual sea la correcta, se realiza una exploración de la parte anterior y posterior del ojo, verificando que su estructura sea la correcta, aparte de que se comprueba la graduación y el alineamiento ocular», resalta la experta.

Síntomas del ojo vago

Sobre los síntomas de la ambliopía, la especialista de
Quirónsalud Zaragoza
apunta que el principal es una mala visión de uno o de los dos ojos del menor. «Muchas veces no da ningún síntoma exterior y se detectan solo en los controles visuales», agrega.

Al mismo tiempo, advierte de que numerosos niños tienen problemas de dolor de cabeza al leer o a la salida del colegio o dificultades para ver en películas o dispositivos en 3D: «Crecer con una enfermedad oftalmológica no tratada puede repercutir de diferentes formas en la calidad de vida de los niños, desde afectar a su rendimiento escolar, a sus relaciones interpersonales, o incluso generar malestar físico como cefaleas».

En este punto, la doctora Romero señala que las causas del ojo vago son «múltiples» y algunas de las más frecuentes son los defectos refractivos no tratados (miopía, hipermetropía o astigmatismo) o el estrabismo. «Los defectos refractivos son trastornos oculares muy frecuentes. No se pueden evitar, pero sí se pueden diagnosticar a tiempo con objeto de corregirlos y de prevenir por ejemplo la aparición del ojo vago», resalta.

Al mismo tiempo la especialista de
Quirónsalud Zaragoza
determina otras menos frecuentes: cualquier opacidad de medios, como por ejemplo la presencia de una catarata congénita que le tapa el eje visual o de una ptosis (caída del párpado superior del ojo).

Su diagnóstico precoz es muy importante porque, de tratarse a tiempo, se pueden revertir las causas de baja agudeza visual en los niños, con las implicaciones que estas puedan tener en el día a día y en su futuro

Factores de riesgo del ojo vago

Ahora bien, entre los factores de riesgo, la oftalmóloga pediátrica hace referencia a aquellos defectos de graduación distintos en cada ojo, al estrabismo, y a todo aquello que obstaculice el eje visual durante el desarrollo del niño. «Existe una predisposición en aquellos niños con antecedentes familiares de ojo vago o de estrabismo. Los prematuros también son una población de riesgo de ambliopía», mantiene la
Sociedad Española de Oftalmología
en este sentido.

A la hora de diagnosticar esta patología, la
Academia Americana de Oftalmología Pediátrica (AAPOS por sus siglas en inglés)
, por su parte, sostiene que el oftalmólogo realizará un examen ocular completo y así se podrán detectar todos los problemas oculares que puedan estar afectando a la visión del menor.

«Tener visión deficiente en uno de los ojos no siempre significa que el niño tiene ambliopía. En algunos casos, usar gafas para corregir un error de refracción en ese ojo puede mejorar la visión», aclara la entidad.

A juicio de la especialista de
Quirónsalud Zaragoza
, el tratamiento actualmente de elección para la ambliopía, «el que está ofreciendo los mejores resultados», sigue siendo el uso de parches oculares, cuya misión es la de «nublar la visión del ojo dominante y forzar al vago a trabajar».

Sobre las horas de parche o el tipo de tratamiento que se aconseja, todo depende de las características de cada caso, de la edad del niño, así como del defecto de visión, por lo que estos tratamientos siempre deben estar supervisados por un oftalmólogo especializado en estas patologías.

Existe una predisposición en aquellos niños con antecedentes familiares de ojo vago o de estrabismo

«También pueden ser de utilidad en estos casos otras estrategias terapéuticas como el empleo de filtros sobre gafas, o de gotas para dilatar la pupila del ojo dominante; todo ello siempre encaminado a que el ojo vago trabaje», agrega, al tiempo que recuerda que se están desarrollando nuevos dispositivos con tecnología ‘eye tracker’.

El problema de las pantallas

Por otro lado, la doctora Romero llama la atención sobre el excesivo tiempo que los niños pasan sobre las pantallas y las plataformas digitales de los colegios y que, según alerta, pueden agravar algunas patologías como la miopía, el ojo seco o la fatiga visual.

«En el caso de la miopía es recomendable realizar descansos cada 20 minutos para relajar musculatura ocular. Se habla de la regla del ‘20, 20, 20’, de forma que cada 20 minutos se miren 20 segundos a 20 pies o lo que es lo mismo, 6 metros, para así relajar la musculatura ocular y cambiar los puntos de enfoque. En el caso de ojo seco estamos concentrados y parpadeamos menos, la lágrima se evapora más fácilmente y se seca más el ojo en consecuencia», concluye la especialista de
Quirónsalud Zaragoza
.

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