Un rico y variado muestrario ganadero en Alba de Tormes

 Un rico y variado muestrario ganadero en Alba de Tormes


Por encima de todo brilló el toro, en un concurso que sirve de orgullo para el Campo Charro. Por su variedad e interés. Un sabrosisímo muestrario ganadero, rico en matices, variado en argumentos, interesante en el hilo entero de la corrida de este sábado en Alba de Tormes. Seis formas de embestir, que pedían seis patrones.

Se hizo densa por el metraje, tres horas menos cuarto, pero mantuvo el interés. Entre los toreros, lo mejor fue el buen toreo al natural y un espléndido saludo de capa al quinto de Javier Castaño; un torerísimo inicio de faena de Garrido al tercero y la lidia completa que firmó al sexto, que fue un verdadero espectáculo de principio a fin por un Parcelito que absorbió todo lo que se le puso por delante.

Fue la mejor forma de poner el broche a la función. El pupilo de Domingo Hernández había embestido de categoría en el capote de Garrido que firmó un extraordinario saludo. Se gustó y sintió después en un torerísimo galleo por chicuelinas. En el primer encuentro con el peto desmontó al piquero y en el segundo, al que se arrancó con alegría, empujó con seriedad y entrega. Tuvo un sabor especial el inicio de faena, rodilla en tierra, ganando terreno el torero para rematar en los medios.

En cada envite, Parcelito quería comerse la muleta por abajo. Era todo entrega. Todo ímpetu. Y todo verdad. Y así se mantuvo hasta el final. Con esa intensidad. Con embestidas profundas y serias siempre. Con una fijeza superlativa en cada segundo. No se cansó de acometer jamás. Solo tuvo el defecto de escarbar tímidamente antes de inicio de alguna serie. Nimiedad para el conjunto de virtudes. Garrido se gustó, asentado y arrebatado le dio forma a la faena más redonda. El arrebato en los ayudados por alto finales rodilla en tierra volviendo a los terrenos de las rayas ya comenzaron a desatar la petición del indulto que se esperaba desde hacía tiempo.

La calidad excelsa de Buenavista.

Buenavista, el quinto de Adelaida Rodríguez resultó soberbio. De preciosa y entipada hechura de su procedencia Lisardo, empujó de bravo en el caballo en un solo puyazo. Y de ahí salió ya cantando sus virtudes, que era un pitón izquierdo de categoría mayor, por donde viajó largo, profundo y muy humillado. No lo hizo igual por el derecho por donde medía más las embestidas y recortaba sin disimulo a partir del embroque.

Javier Castaño lo saboreó, degustó y se templó con él de manera formidable al natural en la primera mitad de la faena. Pasado el ecuador lo intentó por la derecha donde certificó la dificultad citada. Cuando volvió a la zurda ya no alcanzó las cotas iniciales. En uno de estos momentos lo arrolló de un pezuñazo con la mano delantera, cayó en la cara y ahí se llevó una paliza soberana en un angustioso y largo pasaje entre las patas del animal. Salió noqueado. Volvió a la cara para perfilarse en la suerte suprema y estoquear con eficacia.

El de Castillejo de Huebra que abrió la función le obligó a estar en órbita siempre. No le favoreció una lidia demasiado intensa y farragosa. Rotador se hizo el dueño de la escena y nadie pudo con él. Costoso, con mucha correa, repetidor, se venía pronto pero no se iba largo nunca; regaló más por el izquierdo y no permitió casi ninguno por el otro. Casi, porque Castaño tuvo el mérito de robarle una tanda intensa y profunda mediado el trasteo. Ahí pareció romper y así lo demostró tras otra serie al natural pero un inoportuno desarme lo tiró todo por la borda.

Mirasuelos, el Santa Coloma de Pilar Población, el segundo, resultó un toro, por todo, emotivo. Protagonizó un bravo tercio de varas. Se arrancó de largo en los dos puyazos con alegría y se empleó en serio y fijo sobre todo en la primera vara. No volvió la cara en la otra. Llegó con vibración a la muleta y Damián Castaño le firmó series intensas y breves. En las primeras le faltó el compromiso de sentirlo más cerca e intentar que tuvieran más metraje. Los remates dieron la sensación de alivio. No volvió la cara. Enterró la espada con eficacia pero no mató. En la agonía del toro se equivocó al empeñarse en descabellarlo en los medios con todas las querencias en contra. El toro vendió cara su muerte y el torero pasó un quinario.

Carafina, de Fraile de Valdefresno, el cuarto, fue un animal de singular comportamiento. Despampanante de hechura, alto de cruz, descarada testa, acapachado y estrecho de sienes. Acudió al relance de un capotazo, mal colocado y se encontró de pronto con el peto, donde se enceló con fijeza en larga pelea. Una vara. Rompió a embestir en la muleta, donde desbordó nobleza y repetición. La única clave parecía quitarle la querencia de manso que rápido mostró a tablas. No lo logró Damián Castaño al que le costó ver que el secreto era tratar de mantenerlo el mayor tiempo posible en los medios. Esa falta de sentido de los terrenos, le llevó a torearlo donde y como el toro quiso. No le exigió nada, acompañó con sumo relajo y amarró el triunfo de certera estocada.

De todas las salidas del chiquero la de Picadito, el tercero, de Los Bayones, fue la más espectacular. Y la pelea en el caballo fue tan buena como la mejor. Pronto, se entregó debajo del peto con categoría. Resultó un toro completo y el único pero que tuvo fue escarbar al final de la faena y a la hora de matar. Garrido se pasó de faena. Un trasteo que empezó con altos vuelos y una gran torería con las trincherillas que encadenó con elegancia y que el toro tomó con frenesí. Había declarado la guerra, sin embargo Garrido se perdió en una obra con más muletazos que contenido en la que se impuso la vulgaridad. Lo mejor la soberbia estocada con la que, al segundo envite, tumbó al toro sin puntilla. Paseó una oreja, la rotunda ovación para el toro en el arrastre dictó sentencia. Lo mejor estaba aún por venir. Parcelito.

Ficha técnica

Poco más de 500 espectadores en tarde entoldada y fresca, bajo la cubierta.

Toros de Castillejo de Huebra (1º), encastado, costoso y con mucha correa, no permitió un fallo; Pilar Población (2º), bravo y emotivo; Los Bayones (3º), bravo, repetidor, espectacular en los primeros tercios y muy completo; José Enrique Fraile de Valdefresno (era el 5º pero salió en 4º lugar al correrse turno tras romperse una puerta el chiquero), aquerenciado pero con temple, calidad y repetición; Adelaida Rodríguez (5º), Buenavista, nº37, premiado con la vuelta al ruedo, bravo en el caballo y de excelente calidad por el pitón izquierdo; y Domingo Hernández (6º), Parcelito, indultado, fue bravo, intenso, profundo y muy completo.

Javier Castaño (corinto y azabache)

Pinchazo y estocada trasera —ovación con saludos—; y estocada —dos orejas—.

Damián Castaño (verde botella y oro)

Estocada y seis descabellos —ovación tras aviso—; y estocada —dos orejas—.

José Garrido (azul marino y oro)

Pinchazo y estocada —oreja—; y simula la suerte en el toro indultado —dos orejas y rabo simbólicos—.

Cuadrillas: Dos grandes pares de Joao Ferreira al 5º, al que bregó muy bien Marcó Galán. Antonio Chacón bregó muy bien al 6º.



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