Test nutrigenéticos: una dieta personalizada a la medida de los genes

 Test nutrigenéticos: una dieta personalizada a la medida de los genes



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La dieta es un factor que puede jugar un papel fundamental en la incidencia de distintas enfermedades. Por ello, cada día son más las personas que demandan un test nutrigenético para obtener unas pautas dietéticas adaptadas a su genética. Desde hace pocos años se investiga la profunda interrelación existente entre alimentación, salud y genes. La Genómica Nutricional explora los efectos de los nutrientes en el genoma humano y se divide, a su vez, en dos disciplinas: la Nutrigenómica y la Nutrigenética.

La Nutrigenética estudia la forma en la que el cuerpo responde a los diferentes nutrientes en función del perfil genético individual. Además, investiga las variantes genéticas (polimorfismos) asociadas a enfermedades relacionadas con la nutrición. En cambio, la Nutrigenómica se centra en el estudio de la forma en la que los nutrientes de los alimentos pueden afectar a la expresión genética, identificando aquellos que están relacionados con enfermedades.

Para Dolores Corella, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) y catedrática de Medicina Preventiva en la Universidad de Valencia, el Proyecto Genoma Humano, que se puso en marcha en los años 80 para identificar y cartografiar todos los genes del genoma humano, ha permitido el desarrollo de una tecnología para comprobar el riesgo genético de algunas personas hacia ciertas enfermedades y si estas se podían «contrarrestar» con el estilo de vida. Corella define el término nutrigenética como «una ciencia que combina la forma de investigación de la alimentación tradicional con la susceptibilidad genética». Además, asegura que, para llegar a tener una dieta personalizada y adaptada a los genes de cada persona, objetivo final del estudio, hay que pasar por la fase de investigación en el laboratorio. «Cuando la genómica nutricional ya ha dado resultados en el laboratorio se puede aplicar al paciente», explica la investigadora.

Basta con una gota de saliva

El proceso es sencillo, hay muchos laboratorios que ya realizan test genéticos nutricionales. Según explica el profesor de la Universidad de Lleida y del Instituto de Nutrigenómica, José Serrano, se puede realizar mediante varios procesos como el raspado bucal o a través de la saliva. La muestra de ADN se analiza para detectar pequeñas variaciones de genes específicos asociados con respuestas alimentarias particulares. Estas asociaciones se basan en los hallazgos de estudios de población sobre si las personas reaccionan de cierta manera a determinados alimentos que tienen variaciones genéticas en común. Por lo tanto, las pruebas nutrigenómicas evalúan la predisposición de una persona a ciertas respuestas alimentarias.

Un ejemplo de las diferentes reacciones del cuerpo dependiendo del perfil genético de alguien puede ser la rapidez del metabolismo de los carbohidratos, que se podrá ajustar mediante la alimentación para controlar los picos de azúcar en sangre. El error que Corella ve en todo esto es dar dietas personalizadas sin tener la «suficiente» evidencia científica. Sin embargo, si se utiliza de manera correcta, la dieta puede modificar los riesgos genéticos de enfermedades como «obesidad, diabetes, alteraciones metabólicas o lipídicas». El problema es que no existe una sola variante genética, cada persona puede tener «varias» y cada una «necesita su dieta». «Cuando generalizamos con el mismo plan nutricional para todos surge un problema de inconsistencia», añade Corella.

A quién van dirigidos

Los test son para gente que quiere «enhebrar el hilo» e ir un poco más allá con la nutrición, o, al menos, así lo expresa la dietista María Puntí. Para ella, lo primordial es tener unos «buenos hábitos», ya que al final los test tienen un precio elevado y, si los pilares básicos de la salud no están presentes, «no solucionará nada» hacerse este tipo de pruebas. Es decir, si una persona «carece» de buena forma física, salud mental y una correcta alimentación, «no será el momento de realizarlo».

En su opinión, un test genético es de ayuda si tienes predisposición a alguna enfermedad. Por ejemplo, según comenta la dietista, para el alzhéimer «ayudará» seguir una dieta cetogénica, que contribuirá a desbloquear rutas metabólicas o enzimas que no funcionan. Lo que Puntí tiene claro es que no se puede evitar al 100% la enfermedad, pero el intentar cuidarse más es «muy importante» para evitar el desarrollo de patologías en el futuro.

Actualmente hay muchos laboratorios y empresas que ofrecen estas pruebas. Es el caso del Instituto de Nutrigenómica, que desde el año 2014 analiza cientos de test nutrigenéticos. «Cuando nosotros empezamos yo recuerdo que en España había dos empresas que se dedicaban a esto», rememora Javier Curto, cofundador y CEO del instituto. Sin embargo, siete años después, el sector ha crecido mucho y los test se pueden encontrar ya incluso en comercios online por un precio que ronda los 200 euros. Pero Dolores Corella advierte de la importancia de los conocimientos del profesional que interpreta los resultados y su capacidad «para dar un buen consejo dietético». En caso de que se haga en un laboratorio normalmente hay un dietista-nutricionista que acompañará en el proceso en todo momento. Además, añade que hay entre 20-30 mil genes y más de diez millones de variantes genéticas, esto quiere decir que, «cuantos más genes se analizan, más caro es el estudio». Pero también se puede trabajar a nivel de genoma completo, que a su juicio, «es lo que más información da».

Evolución del análisis

Los instrumentos utilizados para analizar las variantes también han ido evolucionando con el paso del tiempo. Curto asegura que en el año en el que empezaron se analizaban menos de 50 variantes. «Si alguien quisiera realizarse hoy ese estudio, el precio sería en torno a los 150-200 euros», afirma. Y asegura que ahora hay unas «máquinas de nueva generación» que sí son capaces de examinar 100 variantes por unos 300 euros. En definitiva, «cuantas más variantes se estudien, más fuerza tendrá el diagnóstico final», manifiesta.Algunos investigadores en la materia prevén que las pruebas nutrigenómicas desempeñarán un papel clave en la mejora de la salud de la población en el futuro y que ayudarán a reducir la prevalencia de enfermedades crónicas como la obesidad.

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