Un encontronazo banal en un bar, principal hipótesis de la Policía para explicar el crimen de Garrido

Se barajaron numerosas posibilidades y los policías se estrujaron la cabeza intentando buscar un vínculo que uniera al pistolero de Garrido con sus dos víctimas, pero parece que dicha relación es inexistente. La Policía Nacional cree que el encuentro entre ambas partes en un bar del barrio de Garrido fue totalmente fortuito y que el vigilante actuó así tras tener con las víctimas una discusión banal. Simplemente, y aunque ilógico parezca, todo apunta a que ese día y sin quererlo dieron con la persona menos indicada.

En concreto, según fuentes del caso, ese día la mujer herida acudió a un bar en compañía de al menos el ahora fallecido y otra amiga, para celebrar su 53 cumpleaños. Allí apareció entonces el presunto agresor, quien por motivos desconocidos comenzó a molestarles y a intentar mantener una conversación con el grupo de amigos, quienes optaron por darle largas y continuar disfrutando de la velada. Eso enfureció al vigilante de seguridad, quien se marchó del establecimiento de hostelería de malas formas y en una actitud hostil.

Se desconoce si en ese momento fue a casa a por el arma o la llevaba encima, pero lo cierto es que esperó a que los amigos concluyeran la celebración para ir tras el hombre y a la mujer y atacarles por la espalda, abriendo fuego contra ellos.

De esta forma, prácticamente quedan descartadas otras hipótesis y los investigadores creen tener claro que las partes de esta historia no se conocían de antes. De igual modo, los encargados del caso creen que E.D.Y. actuó solo, sin ningún tipo de compinche.

En sus redes sociales el joven de 32 años de edad se muestra como una persona amante del deporte, los animales y los videojuegos. Además, este diario ha podido saber que ha trabajado en una conocida empresa de papel higiénico y en una cadena de supermercados. Algunos de los que tuvieron vínculo laboral con él le definen como “un tipo raro”.