Testimonio en primera persona. El equipo de Enfermería vela porque el proceso de vacunación siga el plan establecido
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Hay un ‘Ángel de la Guarda’ que protege a los salmantinos ahora más que nunca; quizá no lo veamos ni apreciemos, pero está…
El papel principal y estelar en esta dura tarea corresponde al servicio de Enfermería, que es el encargado de coordinar, gestionar, ayudar… y ‘pinchar’ con delicadeza a todos y cada uno de los salmantinos que acuden al Multiusos Sánchez Paraíso o a los centros destinados a tal fin en toda la provincia.
Pero, si hay alguien que se ha cargado a sus espaldas gran parte de esa responsabilidad, ésa es la enfermera Cristina Bravo, jefa de pabellón que trabaja desde la dirección de Enfermería de Atención Primaria para que todos y cada uno de nosotros solo tengamos que levantarnos la camiseta para recibir un pequeño pinchazo y esperar los 15 minutos de rigor. Parece fácil, pero detrás hay un duro trabajo que requiere de la toma de decisiones en un corto periodo de tiempo.
“La experiencia es gratificante porque estamos haciendo una labor importante, pero es un trabajo duro; muchas horas, días… Vacunamos mañana y tarde, incluso los fines de semana siempre que ha hecho falta; cuando ha habido rebrotes, nos hemos tenido que dividir para las pruebas. Incluso ha habido días que hemos vacunado hasta las 11 de la noche porque sobraban dosis, no se puede desperdiciar ninguna”.
Ésta es la primera reflexión, así a bote pronto, de Cristina Bravo, cuyo tono de voz intercala momentos de emoción y agotamiento con otros de una vitalidad y dureza de alguien que sabe que su labor está beneficiando a mucha gente en plena pandemia.
“Creo que el sistema de vacunación está muy bien organizado; la pandemia, si algo nos ha enseñado, es a visibilizar más el trabajo del servicio de Enfermería. La gestión de todo lo relativo a la vacuna corre a nuestro cargo y esta labor indica que somos muy capaces, que podemos abarcar más campo del que la gente cree”, reflexiona.
“El día a día es muy duro, porque empleamos muchos recursos y hay un trabajo que no se ve y es muy complicado; se nos junta la vacunación con las distintas olas. Es más, con el cribado de jóvenes que se hizo en la ciudad y que tuvo una gran respuesta, dio como resultado 200 positivos, por lo que hubo que hacer también una gran labor de rastreo por parte de Enfermería, doblando turnos y con jornadas maratonianas”, reconoce satisfecha.
Su grupo de trabajo en el Multiusos de Salamanca está compuesto por 40 profesionales fijos de todos los centros de salud que se vacunan aquí, aunque siempre cuentan con un número de profesionales que ha respondido a la perfección. “Cuando se ha necesitado, todos hemos hecho un poco de todo”, asevera Bravo.
El día que más vacunas se pusieron en Salamanca, la cifra ascendió a las 6.000 dosis, con una media diaria de entre 3.500 y 4.000 vacunas desde que comenzó el proceso. “El problema actual son las vacaciones, con mucha gente que no puede estar, y hay más fallos según baja la edad de vacunación; todo ello ocasiona un problema porque hay que reubicar esas citas pendientes”, explica Bravo.
A la hora de vacunar con las diferentes dosis, se encontraron con un problema; y es que AstraZeneca no era muy bien recibida entre los ciudadanos. “La gente no la quería, la vacuna es voluntaria y se vacuna el que quiere, claro. Luego se hacen repescas, pero siempre con la misma vacuna, la que corresponde a cada grupo de edad, no se puede cambiar”.
¿Somos agradecidos tras vacunarnos? “En general sí, pero mucho más la gente mayor o colectivos vulnerables; también hay gente que no lo es tanto, pero es un número menor. Hay personas que no han querido la vacuna que le tocaba, e incluso se llegaba a poner agresiva, pero el sistema nacional de vacunación es claro y no permite otra cosa. También hemos tenido personas que nos ha traído regalos o solo viene a darnos las gracias por el trabajo. Nos han mandado cartas o nos han regalado bombones, eso te llena como persona y es muy bonito”, recuerda Cristina Bravo.
“No debemos bajar la guardia”
Cuando todo empezó, Cristina Bravo estaba trabajando en su centro de salud como enfermera de primera línea en el centro Periurbana Sur, en Carbajosa de la Sagrada, atendiendo a los pacientes. Aunque hubo restricciones, “en este centro nunca dejamos de atender a los pacientes. Al principio trabajamos con cierto miedo a lo desconocido, es normal, pero no a enfrentarme a este virus; sí muchas horas e incertidumbre porque no sabíamos nada sobre él. En mi centro de salud, yo era la responsable y me preocupé desde el principio por tener los medios necesarios para evitar contagios; de hecho, solo ha habido uno, cuya pareja era de hospital. Eso no quiere decir que el resto lo haya hecho mal, pero nos protegimos de la mejor manera posible, contando con el apoyo de los alcaldes de la zona”, argumenta.
Para Bravo, no hay duda de que la vacuna “es una esperanza y algo que tiene que hacer todo el mundo, pero estamos viendo que la gente se puede volver a infectar. No debemos bajar la guardia y sí seguir poniendo los medios necesarios y manteniendo la alerta”.
Sobre una fecha estimada para terminar con la vacunación, Bravo tiene muchas dudas. “No sé si llegaremos algún día al final porque siempre queda gente pendiente y tampoco sabemos si habrá una tercera dosis o si nos tendremos que vacunar cada cierto tiempo como con la gripe. El sistema está preparado para todo ello porque tenemos una jefa de Enfermería con una capacidad de trabajo, organización y motivación increíble; las crisis y las olas surgen de un día para otro y nos pone a todas en pie; tenemos capacidad para aguantar una sexta ola”, prevé la jefa de pabellón.
“Somos como una piña”
A raíz de empezar la vacunación, Cristina Bravo fue reclamada por Atención Primaria y ahora está inmersa en la dirección de Enfermería haciendo los turnos que la corresponden ya que allí se gestiona todo, mientras que en el Multiusos se realiza otra labor importante de coordinación… eso sí, siempre en equipo, su palabra más repetida.
Tal es así que se le llenan los ojos de lágrimas y se le entrecorta la voz cuando habla de su equipo, “de mis chicos y chicas”, para los que solo tiene palabras de agradecimiento y lealtad.
“Somos muy afortunados porque tenemos un grupo muy unido, con grandes profesionales todos, tanto los fijos como los que vienen de los Centros de Salud. Esta pandemia me ha puesto de manifiesto que somos como una piña, porque hemos funcionado todos juntos, como uno solo. Y eso es gracias a la directora de orquesta, que es la jefa de Enfermería. Si todo funciona es porque ella es la directora de orquesta que suena como si fuese el concierto del 1 de enero. María del Mar González Fernández ha hecho una labor enorme, nos motiva y está al pie del cañón, muy cercana”, reflexiona emocionada.
Hacen falta más recursos
Por otro lado, en el transcurso de la conversación, hay una pregunta de la que casi se puede conocer la respuesta, pero que es obligada. ¿Hacen falta más recursos humanos y materiales?
“Llevamos más de un año y medio muy duro y nos hubiese gustado contar con más profesionales. Que haya más personal, depende de Valladolid, no de nosotros y es algo que hemos solicitado ya muchas veces. Estamos a la espera de que nos conceden algo y aumente la plantilla porque hay momentos en los que no damos más de sí”, asevera con rotundidad.
Ante esta situación y mirando un poco al futuro, Bravo espera que la Sanidad “mejore, que tengamos más medios porque vamos a tener que aprender a vivir con este virus más tiempo. Las cosas no se arreglarán solas, esta enfermedad va a ser una más con la que tendremos que convivir”.
“Hay días que sueño hasta con las vacunas”
“Ha habido días en los que me he visto muy cansada, días de llegar agotada a casa, pero con ganas de seguir y aportar nuestro granito de arena”, confiesa.
No en vano, al llegar a casa, la desconexión tampoco es fácil porque comparte vida con su marido (médico) y con su hijo, que ha seguido sus pasos como enfermero.
“Mi hijo empezó en planta Covid, con el miedo de que no se contagiara (no lo ha hecho). Luego estuvo de rastreador, un trabajo muy duro, y ahora está en las Urgencias del Hospital, trabaja en Béjar. Es un orgullo para mí y lo hizo por vocación… tenía que salir sanitario. Es un tema común a diario la pandemia; hay días que sueño hasta con las vacunas…”, rememora.
Pero, “también hay un tiempo para tus cosas, descansos, familias y vacaciones”; por suerte.
Trabajo ‘de chinos’
La coordinación de las vacunas requiere saber cuánta población puede acudir como máxima a vacunarse para poder solicitar las vacunas el día anterior y que todo esté preparado. “De ello depende que solicitemos más o menos, aunque he de decir que el único ‘pero’ es que no hemos contado con todas las dosis que hubiésemos necesitado”, señala.
El Multiusos, así como todos los centros de vacunación, cuentan con un equipo médico por si surge algún problema, que los hay, para hacer frente a los mismos como consecuencia de la vacunación.
Todo ello gestionado por un servicio de Enfermería que ejerce como como el ‘ángel de la guarda’ de todos los salmantinos; quizá no nos demos cuenta o no lo sepamos ver, pero siempre está.
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