El candelabro

 El candelabro


El ministro de Universidades, cuya permanencia en el Gobierno algunos daban por finiquitada, sigue empeñado en reformar las ya tantas veces reformadas leyes universitarias. Supongo que eso incluirá también Planes de Estudio, además de otros muchos aspectos académicos y administrativos en general, es decir, más burocracia y acceso más fácil a los estudios superiores con suspensos o sin ellos. Para eso la desaparecida ministra Celaá –cuántas caridades mal pagadas– se ocupó de que todo fluyera dulcemente y el estudiantado no sufrieran traumas por mor de algún suspenso.

El propio ministro –que parece mentira que conozca tan bien el sistema norteamericano y se empeñe en revolver en el de su propio país– incide en alguna de sus declaraciones en la idea de que condenar a un alumno por suspender es elitista. Puro populismo en boca de quien, entre otras meteduras de pata, sostuvo que a Leopoldo Alas, el autor de La Regenta, lo fusilaron en 1937, es decir, treinta y seis años después de muerto. Pero tranquilos los fans podemitas de Castells, El albaceteño que pasa por catalán tiene su poltrona ministerial asegurada, bien por cuota, bien por la amistad entrañable que dice unirle a Sánchez. Alguna vez he dicho que determinadas ideas acerca de la gobernanza de las universidades no me parecen desacertadas. Pero mucho me temo que también quiera entrar en los llamados Planes de Estudio y con ellos en los Grados y Posgrados. Si eso sucede, algunas facultades volverán temer por la existencia de sus titulaciones.

Me viene a la memoria, en el caso concreto de las Filologías de la Universidad de Salamanca, el famoso candelabro que en su día se elaboró desde el decanato para mantener todas y cada una de las antiguas licenciaturas. Se trataba de una cuestión de supervivencia y, una vez más, el peligro aguzó el ingenio y concitó la solidaridad en defensa de unos estudios tradicionalmente prestigiosos.

El invento del candelabro se extendió, y no me faltaron ofertas para “hacer bolos” explicando un sistema ingenioso que hizo posible la continuidad de todas y cada una de las filologías impartidas en el Palacio de Anaya. En esencia, era algo muy simple, visualmente parecido en su representación gráfica a un candelabro multicolor. El diseño consistía en un gran tronco común de forma que se compartiera toda la información básica transversal, la filológica y un amplio catálogo de asignaturas optativas. Esto requirió algunos ajustes de horarios y aulas, pero, a cambio, se unificaron recursos humanos y se enriqueció la oferta de lenguas, así como la optatividad de las mismas, y se salvaron las once titulaciones de Filología. Solo falta que ahora llegue cualquier barbilindo redentor de universidades, le dé una patada al caldero y nos lo joda todo con las patas de atrás.



Fuente de la noticia: Pulsa para ver la noticia en el periódico que ha sido publicada.

(Salamanca Realidad Actual es un lector de noticias FEED que unifica las noticias de diferentes periódicos sobre Salamanca. No hemos redactado ninguna de las noticias aquí publicadas y la totalidad de el copyright de esta noticia pertenece a: www.lagacetadesalamanca.es y ).

Salamanca Realidad Actual

https://salamancarealidadactual.com

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *