Las calles de Salamanca con los nombres más curiosos y su origen

 Las calles de Salamanca con los nombres más curiosos y su origen


Organizar el callejero de una ciudad no es algo sencillo y por eso muchas veces los ayuntamientos han tenido que tirar de imaginación e historia para ponerle nombre a muchas de las vías de las distintas ciudades del país. Si quieres conocer cuáles son las historias más curiosas de los nombres de las calles de la capital salmantina has de quedarte en este artículo para descubrirlo.

De calle Gibraltar a calle del Expolio a de nuevo calle Gibraltar

Esta calle de Salamanca dónde se ubica, por ejemplo, el Museo Casa Lis, posiblemente sea la que más reconocimiento tiene en el resto del país. Esto es debido a que en el año 2006 el exalcalde de la ciudad, Julián Lanzarote, decidió cambiar el nombre de esta vía de calle Gibraltar a calle del Expolio como recuerdo y protesta de la acción que llevó a cabo el Gobierno de trasladar centenares de documentos del Archivo Oficial de la Guerra Civil, también situado en esta calle, a Cataluña.

Años más tarde el mismo Lanzarote rectificaría y devolvería a la calle su nombre original de Gibraltar, que es con el que se le conoce en la actualidad. Como curiosidad recordamos que el exalcalde afirmó meses antes de volver a cambiar el nombre a la vía que, si los catalanes devolvían los archivos a Salamanca, él mismo se subiría a una escalera y cambiaría el nombre. Nada de eso ocurrió.

Los cientos de nombre de esta transitada calle

La calle Toro es sin ninguna duda, una de las calles por la que más personas pasan a lo largo de los días. Aunque todos conocemos la calle Toro y no la reconocemos por otro nombre, esta sí que tuvo otras denominaciones en el pasado. Las más recordadas son las que sucedieron el los años 30 en España.

La primera fue durante la Segunda República (1933-1939), periodo donde fue llamada calle de la República hasta que, en julio de 1937, ya con Salamanca tomada por el Bando Nacional, se le cambió el nombre a calle del Generalísimo. Se dice que los habitantes de la época nunca aceptaron del todo esta denominación y que seguían firmando entre paréntesis como Toro. Este nombre permaneció hasta 1979 cuando el Ayuntamiento volvió a retomar la denominación de Toro.

La gastronomía, muy presente en el callejero

La gastronomía y la hostelería son dos de los pilares históricos de la ciudad de Salamanca. Debido a ello hay muchas de las calles del callejero de Salamanca que deben su nombre a aspectos relacionados con este mundo.

Algunos de los ejemplos son la calle de la Asadería, entre la Gran Vía y la Plaza de San Cristóbal, lleva este nombre por la gran cantidad de hornos de asar que había en ella; la calle Tahonas Viejas denominada de esta forma por la presencia de fábricas de pan artesanal o la calle Azafranal que se cree que tiene este nombre por la presencia de un terreno cercano con una plantación de azafrán o simplemente en honor a la especia y a las tiendas presentes en esta calle que la vendían.

Al igual que estos tres ejemplos hay varios más como la plaza del Ángel, la calle de Bodegones o la calle de Padilleros, a los que te invitamos a buscar información de sus curiosas historias.

El mito de las Bientocadas

Esta vía de Salamanca recibe mucha atención por las ‘malas interpretaciones’ posibles que puede tener su nombre. Aunque esto aumentaría la popularidad de esta calle, el origen de la palabra que da lugar a cómo la llamamos no va por ese camino. Esta denominación viene de haber existido en la citada calle un beaterio en el que se distinguían sus integrantes por el primor en la colocación de la toca del hábito con el que se cubrían la cabeza. Si quieres conocer más de esta historia te recomendamos que visites este enlace.

Las calles de los milagros

Existen dos calles en la capital charra en las que las historias dicen que sucedieron milagros. El protagonista de los milagros es San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad.

El primero ocurrió en la calle Tentenecio, que recibe ese nombre debido al milagro. Se cuenta que San Juan de Sahagún detuvo a un toro que se había escapado momentos antes de su chiquero gritándole la frase: ‘‘¡Tente, necio!’’, de ahí que el nombre de la calle cambiara de calle Catalina a calle Tentenecio.

El segundo milagro de San Juan de Sahagún ocurrió en la calle Pozo Amarillo, llamada así porque en uno de los pozos que estaban ubicados en la calle, el agua era de color amarillento. En el otro pozo fue en el que San Juan de Sahagún obró el milagro. Allí el santo evitó que un niño que había caído al pozo muriera ahogado elevando el agua del mismo hasta la superficie para sacar al niño. Esta historia es la que le da la fama a la calle, aunque no el nombre.

La calle a la que fueron buscando el perdón

Para acabar tenemos la historia de la nomenclatura de la calle de los Perdones. Esta calle es así llamada porque se cree que cuando San Vicente Ferrer predicó y se confesó en la parroquia de San Juan de Barbalos, gran cantidad de gente acudió al lugar para hacer lo propio. Tantas personas llegaron a la iglesia que se improvisaron confesionarios en esta calle para cubrir tanta demanda.

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