¿Viva el Rey?

 ¿Viva el Rey?


El Rey cada vez es menos “¡viva el Rey!” y más “¡viva el ciudadano Felipe!”. Con este empeño por normalizar a la Monarquía se pierde ese halo de misterio que ha rodeado siempre a cualquier Casa Real y que es parte de su esencia. Se describía perfectamente en la serie The Crown, en su tercera temporada. El primer ministro británico -Harold Wilson- hablaba con la reina Isabel II sobre un documental emitido por la BBC en el que por primera vez aparecía Buckingham Palace al detalle. ‘Queríamos mostrar que somos gente normal’, le explica la reina. ‘Ustedes no son normales. La gente quiere que encarnen un ideal’, respondía Wilson. Y llegaba la reflexión de Isabel II: ‘Lo mejor que tenemos ahora es el ritual y el misterio. Nos mantiene ocultos pese a estar a la vista de todos’. Resulta que en España se está perdiendo el ritual y el misterio.

Será por los sondeos sobre lo favorable o no de abolir la Monarquía, que dejan a la española como la peor parada. Será por los ataques constantes de independentistas a la figura del Rey. Será porque Pablo Iglesias llegó a plantear el debate sobre República/Monarquía para la cena de Nochebuena. Será porque quemar fotos del Rey ya no es delito… El caso es que aunque según la encuesta del CIS la Monarquía no es una gran preocupación, nuestro Rey se hace ciudadano.

El Rey ya no es el Rey que era y todo empezó cuando Pedro Sánchez se atrevió a llegar 50 minutos tarde a su despacho con el monarca en el Palacio de Marivent. Empezó cuando el presidente le envió a Cuba y el Rey se enteró al tomar tierra en La Habana del pacto de Gobierno, casi como un ciudadano más. Empezó cuando el presidente dejó de defenderle de ataques o le informó por teléfono de la lista de sus 22 ministros. Si no hubiera sido la comunicación oficial preceptiva para que firmara los nombramientos, a lo mejor aún estaba esperando. Con Sánchez se han roto todas las liturgias de la relación presidente-Rey, empezando porque, premonitorio, prometió el cargo de presidente sobre el artículo “del Gobierno y de la Administración” y no sobre el “de la Corona”.

Algo debe pasar cuando ahora todos somos muy conscientes de que los discursos del Rey los revisa Moncloa. Siempre fue así pero antes había especial celo de los presidentes por no deletrear que la libertad de expresión del Rey es limitada. Ahora, desapareció el misterio.

Algo debe pasar cuando todos somos conscientes de que el Rey no viaja hasta que le autoriza Moncloa. Y que por culpa de Moncloa la española fue la única Monarquía europea que se quedó sin ir a Davos… o que el Rey fue excluido de la Cumbre del Clima. Estaba Sánchez, al que desde el principio le fue lo de ser Rey, hasta el punto de que un 12 de octubre a él y a su mujer tuvieron que llamarles la atención porque se disponían a saludar a los invitados como si fueran los mismos reyes. Algo debe pasar cuando como en una crisis como la de Marruecos al Rey no se le llama desde Moncloa para que medie con su ‘primo’, cuando precisamente a él fue a quien llamó su ‘primo’ cuando la Guardia Civil le detuvo en su moto acuática al confundirle en aguas de Ceuta con un narcotraficante.

(La Guardia Civil, otra a la que tampoco le dejan ser lo que era, expulsada de territorios y haciendo cada día de tripas corazón con el acercamiento de presos etarras, asesinos de compañeros. ¿Viva la Guardia Civil? Viva y más que nunca).

Sí creyó conveniente Moncloa que el Rey estuviera en el España-Portugal para presentar la candidatura al Mundial. O a lo mejor, quién sabe, fue porque el protocolo no permitía a Sánchez ejercer de Rey y de presidente.

Hemos llegado a tal normalización del Rey que se vacuna en el WiZink Center, en su turno, como si en lugar de sujetar la estructura del Estado fuera un ciudadano más. (Es anormal también que un presidente del Gobierno, por sus responsabilidades, tenga que esperar su turno, pero vivimos en el absurdo). Como si no nos costara más a los ciudadanos esta demostración de normalidad que llevarle al Rey un médico a Zarzuela.

Estamos en tal normalización de la Monarquía, que la infanta se somete a un proceso de selección anónimo para ser admitida en Colegios del Mundo Unidos. Como si no fuera más lógico exigir que estudie en los mejores centros sin depender de un proceso de selección porque será nuestra futura Reina y necesitamos que tenga la formación más exigente. Normalizamos al Rey pero a la vez criticamos que la Reina no tenga sangre azul y a la vez exigimos que vista de Zara. Hagan lo que hagan tienen complicado acertar. Si seguimos así, vamos hacia ciudadano Felipe y cuando se consolide, se acabó el Rey.

¿Viva el Rey? Claro que sí. Pero el Rey, no el ciudadano Felipe.



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