La AJT de Francia suspende su viaje al Campo Charro por los límites del virus

La Asociación de Ayuda a Jóvenes Toreros (AJT) se ha visto obligada a suspender su visita de esta primavera al Campo Charro, debido a las fuertes restricciones sanitarias derivadas del coronavirus que pretenden frenar el riesgo de contagios de la covid. Este colectivo de aficionados galos que ayudan de manera desinteresada a toreros con proyección (entre los que se encuentran los salmantinos Alejandro Marcos, Manuel Diosleguarde y Valentín Hoyos) tenía previsto su tradicional viaje a Salamanca del 27 al 30 de abril, fechas en las que iban a visitar las ganaderías de Pedraza de Yeltes y Puerto de San Lorenzo.

En esta incursión, la AJT le iba a regalar varios toros a puerta cerrada a los toreros charros para que continuaran su preparación. Así, en el programa estaba previsto que Alejandro Marcos y Manuel Diosleguarde lidiaran un día dos toros de Pedraza de Yeltes; y al día siguiente, estos dos, en la ganadería de Puerto de San Lorenzo, hicieran lo mismo junto a Valentín Hoyos.

El incremento de casos en Francia obligó a una serie de restricciones y limitaciones de movilidad que han truncado la ilusión de este grupo de aficionados franceses, que tienen esta visita al Campo Charro como una de sus principales actividades del año. La AJT está formada por unos cuarenta miembros aficionados al mundo de los toros, entre los que se encuentran médicos, profesores, zapateros, albañiles… la mayoría del País Vasco francés, Bayona, Hendaya, San Juan de Luz, Mont de Marsan, Dax, la zona de Las Landas… que muestran su preocupación por el futuro de la Tauromaquia y están dispuestos a ayudar, sin pedir nada a cambio, a los nuevos valores del toreo. Para ello todos los años hacen unas aportaciones económicas al colectivo y con esos fondos compran toros que regalan a los toreros que creen con proyección y les acompañan al campo para verles en acción. Además, se preocupan de hablar de ellos a empresarios y comisiones taurinas de Francia para que les anuncien en festejos taurinos, todo ello con el propósito de darles un empujón cuando se encuentran en plena travesía del desierto. La AJT se creó hace seis años en ese rinconcito del suroeste francés en el que tantos toros se celebran y en el que tantos y tan buenos aficionados hay. Ahora ya piensan en reactivar sus actividades en cuanto les deje la pandemia para volver a mirar de nuevo al Campo Charro.