Abusos, agresiones y vaivenes de la Justicia

Estos días, como casi todos,  tenemos inundada la prensa de casos de abusos y agresiones. Y la justicia dando bandazos: La  violación de Sabadell, al abuso de una chica de 16 años, por una pandilla de adolescentes  en el Parque de Oeste de Madrid, una Sentencia de Tribunal Supremo, etc.

Comentaré únicamente algunos aspectos de estos casos, con fines didácticos:

Primer caso:   abusos sexuales a una menor.  Una chica de 16 años baila sobre un banco del parque. Dos amigos la acompañan y la observan. Se acercan 18 adolescentes (de varias nacionalidades, unos menores y otros mayores de edad) y la manosean, tocan  sus partes más sexuadas, la insultan, vejan, etc. Ella se bloquea y se acurruca en el banco indefensa. Uno de ellos le roba el móvil. Sus amigos la sacan de allí y llaman a la policía. La policía llega y detiene a 13 de ellos.

Comentario: ¿Qué educación social y sexual estamos dando en la familia, la escuela y la sociedad? Los gobernantes siguen en otros asuntos.

Segundo caso: violación  de una mujer de 18 años.

 En una primera sentencia, la Audiencia Provincial de Valencia condenó al hombre a seis años de prisión por agresión sexual. Poco después. el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana elevó la pena a 12 años al aplicar la agravante, «se encontraba muy afectada por el alcohol y las drogas ingeridos», «no era consciente de la realidad» y tenía «perturbadas sus facultades intelectivas y volitivas, hasta el punto de no ser capaz de determinar su conducta sexual con libertad y conocimiento de la significación de los actos”.

El Supremo, reduce la pena, de nuevo,  a 6 años. Recuerda que, conforme a la doctrina del alto tribunal, la agravante de especial vulnerabilidad «no está en la falta o limitación del consentimiento de la persona ofendida, sino en la reducción o eliminación de su mecanismo de autodefensa frente al ataque sexual». Y  ella, cuando el acusado la agarró por la cintura, fue consciente de lo que pretendía y mostró su oposición a sus pretensiones, tanto de forma oral, diciendo ‘basta, basta’, como mediante los actos que realizó, tratando de resistirse, mordiéndole, arañándole y golpeándole en la boca».

Comen comentario positivo: la Justicia tiene mecanismos de autocorrección.

Comentario crítico: ¿Cómo es posible una discrepancia de 6 años en un a pena de cárcel? Me parece escandaloso, una lotería,  como lo fue, mucho más,  el caso del chico de 19 años, de Aranda de Duero, condenado a 28 años y luego absuelto. Increíble, pero cierto.

Tercer caso: violación de la manda de Sabadell.

Están estos días en el juicio. Ya  veremos cómo acaba.  El fiscal pide 29 años y considera el testimonio de la mujer veraz. Un acusado reconoce que hubo relación coital, pero afirma que fue consentida. Imagen de este juicio, en el telediario: uno de los acusados camina gozoso hacia el juzgado, con el gesto de la victoria en los dedos de su mano.

Comentario: ¿Cómo puede llegar a suceder esto? Me parece insoportable; me recuerda a los de Eta festejando sus delitos.

Conclusiones  personales radicales y  discutibles: para pensar y discutir:

Hay muchos signos de fracaso en demasiadas familias y escuelas, en la Socialización de la Infancia. No es la mayoría, pero sí una minoría importante.

Los adolescentes y jóvenes, en gran número, no tienen sitio laboral y social. Siguen dependiendo de padres y abuelos y no tienen verdadera participación en la sociedad; solo han  conquistado su tiempo de ocio, que una minoría aprovecha para hacer locuras.

Los jueces y las cárceles no van a solucionar este problema, aunque ambas cosas son necesarias.  Los jueces necesitan mejor formación y la sociedad tomarse en serio este problema. La sociedad está alarmada.

Hace tres décadas propuse un lema a Save the Children: “Rompamos el silencio”.

Hoy propongo otro: “Menos alarma y más eficacia”