Pautas para ayudar a los niños ante un proceso de separación o de divorcio de los padres

 Pautas para ayudar a los niños ante un proceso de separación o de divorcio de los padres



   MADRID, 2 Mar. (EDIZIONES) –

   Aunque unos padres decidan separarse o divorciarse para sus hijos siempre van a permanecer unidos. No es fácil para nadie tener que atravesar por estos procesos, ni mucho menos un hijo se merece tener que tomar partido en estas situaciones.

   Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales son ambos terapeutas Gestalt y fundadores de ‘Creada’, un proyecto con el que ayudan a padres a cuidar de sí mismos y de sus hijos durante un proceso de separación o de divorcio. Acaban de publicar ‘Separada. Un acto de amor hacia ti y tus peques’ (Destino), un libro que, según confiesa Rocío a Infosalus, le hubiera gustado tener cuando ella se separó y con el que, tras muchísima investigación en la materia, pretende ayudar a muchas más personas de las que atiende en su consulta.

   Concretamente, Rocío es máster en educación emocional y periodista y Miguel Ángel es pedagogo, máster en logopedia y experto en educación social. Rocío, a quien entrevistamos en esta ocasión, cuenta que un proceso de separación o de divorcio es doloroso, y en él se sienten miedos, culpa, juicios, y en muchos casos soledad.

LA NECESIDAD DE LA SEPARACIÓN CONSCIENTE

   «Quería llevar a cabo una separación consciente porque en mi entorno había visto muchos procesos de divorcio donde no se tenía a los niños en cuenta, y cuando llegó mi momento y decidimos separarnos yo no quería que mis hijos sufrieran en una batalla adulta», remarca.

   Cuando habla de separación consciente se refiere a realizar estos procesos con conciencia, y basados en dos pilares: poner en el centro de las decisiones las necesidades de los hijos, y llevar a cabo el proceso desde el centro de la persona, desde su rol como adulto. Dice que si ambos progenitores no quieren hacerla de esta manera, sí es fundamental que alguno de los dos miembros de la pareja lo haga por el bien de los menores y a la hora de atender sus necesidades.

   «Cuando te separas esto abre muchas heridas que nada tienen que ver con la pareja y sí con la historia personal y la infancia de la persona. Si me quedo en el dolor y en las heridas responsabilizaré a la otra persona, y entonces entraremos en una batalla de egos donde se señala al otro como culpable de lo que siento, y ahí es cuando no vemos a los hijos», explica.

   Así, López de la Chica manifiesta que en estos procesos se ponen de manifiesto las necesidades de todos los miembros de la familia y no se pueden cubrir todas las necesidades al mismo nivel: «Pero sí hay unos seres más vulnerables, los niños, de forma que corresponde a sus padres el buscar la ayuda (familiar, amistad o profesional), para poder quedarnos en nuestro centro y que las decisiones se tomen desde la conciencia, no desde el ego, que pasen un filtro con reflexión previa, y con responsabilidad, no como un hombre o mujer que se pelean y no ven en su pelea a los niños».

PROBLEMAS QUE SUELEN APARECER

   Ante una situación de separación o de divorcio de los padres, afirma que «una familia no se rompe sino que cambia de molde», y en estos «no siempre surgen problemas derivados de un proceso de divorcio», sino que consiste en un proceso de adaptación y donde los adultos suelen ser los que tienen más dificultades, sobre todo cuando no hay aceptación de estos procesos, y lo que más se daña suele ser la autoestima.

   «El duelo por el proyecto de vida que se esfuma y se rompe y ahí sí la idea de familia, ya no somos esa familia estándar y que pretendíamos ser, y el problema que acarrean esos duelos que pasan desapercibidos. Realmente una separación no es dañina, sí lo son los juicios que le ponemos. Entonces si vemos que es un fracaso tardaremos mucho en recuperarnos, e incluso nunca lo lograremos, y nuestros hijos cargaran con ese peso y estigma que no queremos que tengan», añade.

   Dice que si los padres no atienden a las necesidades emocionales de los hijos pueden aparecer de nuevo conductas regresivas, de etapas anteriores, como hacerse pipí en la cama, por ejemplo, o conductas de explosiones emocionales, dejan de tener menos atención en el colegio, aunque insiste en que esto no siempre sucede.

   Aquí aconseja la importancia de aprender a mirar a la otra persona como el padre o la madre de nuestras criaturas, donde respetemos el lugar sagrado que mantiene con nuestro hijo en común, y al mismo tiempo que recomienda poner la distancia que necesitamos para elaborar el duelo para la separación.

EL CONFLICTO DE LEALTADES

   Hace mucho hincapié Rocío López en que nunca un hijo debe tomar parte entre un padre o una madre en estos procesos, que tengan que elegir, porque la familia se ha roto, porque ellos ven a los padres como un único ente: «La familia sigue estando presente y aunque no nos guste la otra persona. Un niño tiene ese espacio sagrado en el corazón con su padre y otro con su madre. Hay que distinguir el rol como padre y como hombre. Por eso existe un anhelo durante muchos años de que papá y mamá vuelvan a estar juntos. Lo importante es que puedan expresarlo al menos con uno de los dos, pero nunca deben tomar partido.

   El conflicto de lealtades surge, según prosigue, cuando el niño cree que al divorciarse cree que tienen que elegir porque ya no están juntos y la lealtad es otra necesidad básica emocional de los niños y es importante respetar ese amor incondicional que tienen tanto a uno como a otro y poner esa distancia.

   A su vez, esta terapeuta indica que la necesidad emocional que más suele aflorar en los pequeños durante este tipo de procesos es la de pertenencia, «la que más hay que cuidar», porque el primer espacio de pertenencia es la familia y al cambiar de estructura puede provocar inseguridad y un miedo enorme. Habla también de la necesidad de sentirse visto; o de poder contar con un espacio de seguridad y de confianza, donde el menor pueda expresarse libremente. «Sentir dolor, tristeza, o enfado no es malo, sino bueno y necesario y además el que puedan expresarlo», manifiesta López.

PAUTAS A SEGUIR EN ESTOS CASOS

   En último lugar, esta terapeuta aconseja pedir ayuda profesional psicólogica desde el inicio de la separación o del divorcio, aunque dice que no siempre todo el mundo la necesita, pero sí cuando alguna de las partes tiene miedo, y estos son más grandes que la capacidad de conciencia en la toma de decisiones.

   «Si no entraremos en una batalla de egos, de poder, donde los niños son menos vistos y pasará factura», advierte, al mismo tiempo que aporta los siguientes consejos a seguir en estos procesos:

   1.- Para los padres es muy importante, en su opinión, que se hagan cargo del dolor que sienten y dejen de mirar a la persona desde fuera y mirarse a sí mismos.

   2.- Buscar ayuda y no pretendan hacerlo culpando a la otra parte.

   3.- Tener en cuenta siempre las necesidades de sus hijos y señala que solo mirando hacia adentro podremos atender las necesidades de nuestros hijos.

   4.- En el caso de los niños reconoce que poco se puede hacer, y lo único imprescindible es que mantengan a sus figuras parentales. «Necesitan que seamos nosotros los padres quienes nos hacemos cargo. Si no hacemos nosotros nada ellos no tienen la capacidad de superar este proceso», concluye.



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