Fernando Prados: «Sin el Zendal, las Urgencias lo habrían pasado muchísimo peor»
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Fernando Prados estuvo en primera línea en el hospital provisional de Ifema, y luego trasladó ese modelo al centro de emergencias Enfermera Isabel Zendal. Una experiencia que, cree, «es ya historia de la Medicina».
-¿Cómo llega al Hospital Zendal?
-En diciembre del 2020, después de la experiencia de Ifema, me piden que me incorpore a este proyecto. Las directrices y la estructura de lo que había que hacer ya las teníamos muy claras. Lo pusimos en marcha con la incertidumbe de saber qué es lo que iba a pasar: las pandemias tienen picos de atención que no son constantes ni previsibles; y había que estar preparado para todo.
-Al principio, todos los focos estuvieron puestos aquí.
-Sí, los focos estuvieron puestos desde el principio, desde que la presidenta Díaz Ayuso decidió generar un hospital para poder tratar los diferentes picos del Covid.
Después de la exitosa experiencia de Ifema, plantearse algo estructural, que perdurara, que no fuera provisional, era puro sentido común, lo que hay que hacer cuando te enfrentas a una situación donde el número de pacientes supera las posibilidades del sistema.
-Pero no se ha hecho en otros países
-Se ha intentado hacer, pero es difícil poner esto en marcha en pocos meses. Y ponerlo operativo con unas formas diferentes de gestión, no con las habituales: tienes que improvisar cosas y no todo el mundo se atreve a eso. Lo fácil es hacer lo que se hizo al principio de la pandemia, que es algo provisional para salir del paso, y con niveles de calidad inferior, porque lógicamente no es lo mismo establecer un sistema de atención a los pacientes en tiendas de campaña que en una estructura como esta. Pusimos en práctica la solución que el sentido común te dice que tienes que tomar, naturalmente expuesto a que te lo tengas que comer y que al final no tenga ningún resultado, pero esa valentía tenía que dar su éxito. Y el éxito fue ser capaces de terminar la edificación antes de que comenzara la tercera ola, que fue muy fuerte, y meter aquí a casi 600 pacientes.
-¿Qué habría pasado en Madrid si no se hubiera abierto el Zendal?
-Eso lo tendrían que contestar mejor los compañeros de los servicios de Urgencias, que todos los días tenían que atender pacientes e ingresarlos y no podían porque no tenían camas. Ha sido la diferencia entre estar con 60 pacientes -que no caben en nigún servicio de Urgencia porque no está diseñado para mantener a 60 pacientes, sino para verlos y derivarlos al alta o a la hospitalización- a poder trabajar con mayor normalidad. Sin el Zendal, los servicios de Urgencias de los hospitales lo habrían pasado muchísimo peor de lo que lo pasaron. El que no ve eso es porque no quiere verlo: más de 8.000 pacientes, metidos dentro del sistema de hospitales, hubiera ocasionado bastantes problemas más.
-Debe ser complicado gestionar un hospital como el Zendal, unas veces con 200 trabajadores y otras con 1.000.
-Sí, gestionar así es difícil. Pero tanto SAMUR como SUMMA, cuando empiezan su día, saben que pueden tener 3.000 pacientes o pueden tener tres. Cuando te pones a trabajar en la emergencia, sabes que tienes que comer cuando puedas, y tienes que ir al baño cuando puedas, porque no sabes cuándo lo podrás hacer. Pero la colaboración de los hospitales de donde venían los profesionales ha sido extraordinaria, y la voluntad de la mayoría de los profesionales que han trabajado aquí es absolutamente fantástica: saben que han participado en un proyecto que pasará a la historia de la medicina en Madrid.
-¿Cómo se vivió Filomena en el Zendal?
-En plena pandemia, al final tienes una nevada que imposibilita el movimiento de vehículos y la comunicación de este hospital con otros, algo esencial porque este centro vivía tanto asistencialmente como en logística de los otros hospitales. Pero gracias al esfuerzo y la implicación de la gente, en ningún momento hubo un problema de abastecimiento de nada; estuvimos a seis horas de comidas que no teníamos, pero llegaron.
-¿Qué será del Zendal cuando acabe la pandemia?
-Hay que esperar a que acabe, que no sabemos cuándo será. Pero las posibilidades que tiene de poder adaptarse a cualquier situación sanitaria, da muchísimo margen: el Zendal está para dar solución a los problemas que pueda tener el sistema. Ahora tiene problemas con listas de espera, o tiene obras en hospitales que llevan más de 60 años construidos y hay que reformarlos y derivar a sus pacientes… Sólo hay que ver qué quieres trasladar y adecuar la estructura a esa actividad por el tiempo que haga falta. Y además, vamos a tener aquí a todo el 112, el Laboratorio Regional de Salud Pública, y un almacén central que hasta ahora no tenía el sistema. Este hospital no va a dejar de tener actividad.
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