Los taxistas pueden encontrarse con un cliente agradable y simpático o violentos y peligrosos. Son vulnerables cuando esperan

 Los taxistas pueden encontrarse con un cliente agradable y simpático o violentos y peligrosos. Son vulnerables cuando esperan


El oficio de taxista los predispone ante multitud de situaciones. Estos conductores pueden encontrarse con un cliente agradable y simpático o por desgracia violentos y peligrosos. Son vulnerables cuando esperan en la parada por la noche, sobre todo si nadie camina alrededor y sin poder observar adecuadamente qué tipo de cliente pretende requerir sus servicios

Por. David García – Cervigón Romero de Ávila

Algunos miembros del gremio del taxi explican sus experiencias, temores y cómo colaboran para mantenerse a salvo los unos a los otros.

Entre los lugares preferidos para ofrecer sus servicios, los taxistas coinciden en varios puntos, como son la estación de tren y autobús, pues desde estos lugares es posible que el cliente les solicite un viaje de larga distancia, incluso fuera de Salamanca. También Gran Vía, Puerta Zamora, Plaza España al ser las áreas de mayor movimiento.

En cuanto a las peores zonas también existe un consenso. Destacan barrios como Buenos Aires, Chamberí, y algunos puntos concretos de Pizarrales y La Salle. También Gran Vía cuando la gente va pasado de copas, pues estos pueden convertirse en clientes peligrosos. Pero los taxistas prefieren remarcar que Salamanca es una ciudad tranquila y que hay pocos problemas.

La oscuridad de la noche afecta en su manera de trabajar y en sus vidas. Fede Almaraz explica que «yo no tengo miedo, pero sí respeto. No es lo mismo trabajar de noche que de día, si te dicen lo contrario te están mintiendo. Aunque seguramente no te pase nada, de noche todos los gatos son pardos».

José Luís del Brío comenta que «si tuviéramos miedo no saldríamos, hay que dejarlo aparte. La precaución es importante, eso sí. Dejamos las puertas cerradas en las paradas y vigilamos quién se acerca a pedirnos el servicio». Se guardan el derecho de rechazar al cliente si lo consideran necesario para preservar su integridad física.

Otras medidas de seguridad las explica Marcelino Pérez «si no te gusta el sitio donde te envía el cliente, lo dejas en una zona concurrida, así puedes pedir ayuda en caso de necesitarlo. Es común no acceder a Buenos Aires y dejar al cliente en la gasolinera de la entrada».

También se muestra preocupado ante la situación actual de la sociedad. «Estos últimos meses algunos compañeros han tenido algún atraco. Hay gente que lo está pasando mal económicamente por la pandemia, y piensan que lo más fácil es atracar un taxi. Tampoco se van a llevar mucho, pero les vale para costear sus necesidades más urgentes. La policía siempre los atrapa rápido», dijo Marcelino Pérez. Los taxistas sufren la situación real de la sociedad, tanto para bien como para mal.

Pero este gremio tiene muy claro que deben trabajar en equipo para preservar sus vidas. José Luís del Brío comenta una anécdota al uso. «Una vez unos chicos iban a atracarme, los compañeros los escucharon hablándolo antes de subirse a mi coche. Íbamos en dirección a Valladolid. Los otros conductores llamaron a la Guardia Civil y nos interceptaron en Tordesillas. Tras identificarlos cambiaron sus planes y no hubo ningún incidente. Continuamos el viaje, yo los dejé en su domicilio y me pagaron.

José Luís, ¿os ayudáis siempre que veis un posible peligro?
No lo dudamos. En esos momentos las rencillas que puedas tener con un compañero se dejan aparte. La central recibe una señal de emergencia del taxista en peligro y nos la reenvía. Todos los que estamos cerca acudimos sin pensarlo.  Si la gente nos ve unidos no somos tan vulnerables.

En contadas ocasiones algún cliente decide no pagarles, pero ellos tienen sus propios recursos. «Cuando te dicen que les esperes, que ahora vuelven con el dinero, sueles pedir una garantía, como un carnet, móvil, llaves, algo de valor para que tengas la certeza de que volverán», dice Víctor Manuel Sánchez. Otras veces prefieren dejarlos marchar cuando huyen. «Si corres detrás de ellos igual hay más que te están esperando en la otra esquina y te roban mientras abandonas el vehículo. O puedes perseguirlos y estos se vuelven agresivos. Pierdes menos dejándolos marchar», explicó José Luís del Brío.

El gremio tiene un caso especial del que todos son conocedores. «Hay una familia problemática entre Buenos Aires y Chamberí. Piden el taxi y no pagan. Los taxistas la tenemos fichada. Lo sabemos por la dirección a la que nos reenvían. Intentan aprovecharse», concluyen Javier Sánchez.

 

 





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