(…) tras esos 1.000 intentos solo conseguido 1.000 fracasos. “No son fracasos, he conseguido saber 1.000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”

 (…) tras esos 1.000 intentos solo conseguido 1.000 fracasos. “No son fracasos, he conseguido saber 1.000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”

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Oro parece, plata no es, espera. En lo que enfriamos la bebida y la comida se calienta. Las cosas con prisa, salen deprisa o deprisa salen. Como todo lo que llega fácil. Fácil viene, fácil se va. Si es fácil es barato, sencillo, asequible.

Quitarse el hambre es sencillo con un refresco de cola, como no me pagan la publicidad me niego a decir Coca Cola. Y con patatas fritas. Imagina que te pilla haciendo la compra, encontrar el mejor garbanzo te obliga a discutir variedad, calibre y sabor, con las alubias, que si frescas, secas y de qué color. A todas las lentejas se les pondrá cara pardina.

Nos dijeron en el cole que un tal Edison inventó la bombilla de incandescencia, polémicas de patentes aparte. Es muy conocida la historia en la que se le dice que no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que se le llegó a cuestionar el por qué de su persistencia si tras esos 1.000 intentos solo había conseguido 1.000 fracasos. “No son fracasos, he conseguido saber 1.000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”.

Edison no tenía prisa. Andaba buscando la “luz”. Y allí paró. Las incandescencias ahora están de bajona. Pongamos LED que son más eficientes. La conclusión es que nada está del todo nunca.

Pedazo de invento la rueda, pensaron todos al segundo de darse cuenta de que gracias a ella sus espaldas pasarían a mejor vida. A esas ruedas, ya de metal, se subió mucho después una caja, también de metal, con una caldera de metal y se les puso sobre metálicos raíles. Caballos y otras bestias vieron descansar sus lomos. Hace unas semanas leí un artículo que hablaba de un tren chino de levitación magnética que alcanzará los 600 km/h. Adiós, mi querida rueda.

Nunca está nada. Menos aún del todo. Todo es discutible, todo es mejorable, todo fue peor, todo fue menos y más costoso. Todos los récords olímpicos o del mundo se baten una y otra vez. Todo mañana es más que hoy. Todo hoy es mejor que ayer. Si queremos. Si quieres.

Todo lo que te metes en la boca comienza su descomposición en cuanto lo masticas. Todo lo que compras comienza a perder valor en cuanto lo pagas. Todo lo que construyes se agrieta y se oxida. En cuanto tiendes la colada comienza un nuevo ciclo que termina de nuevo con la necesidad de ser lavada.

Perdón. Todo lo material. Quedan a salvo las emociones y los sentimientos. Gana también en valor el arte, quizá sólo por eso. Siempre y cuando, claro, tú quieras. O te quieras y cumplas con el adecuado calendario de mantenimiento.

Oro parece, plata no es. Lo que quiera que sea, a la primera nunca lo es.



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