Las migraciones por motivos climáticos: un avance hacia la protección internacional

 Las migraciones por motivos climáticos: un avance hacia la protección internacional

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Los cambios del medioambiente han estado provocando más movimientos migratorios que los conflictos armados. Según datos del Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC), en 2019 hubo 23,9 millones de migrantes relacionados con cambios en el clima.

Karima Oudriss Campoy

Defensora de los Derechos Humanos

Como señala la Organización Internacional para las Migraciones (OIM): «los migrantes por motivos ambientales son personas que, debido a cambios repentinos o graduales en el medio ambiente, que inciden negativamente en sus condiciones de vida, se ven obligados o deciden abandonar sus viviendas habituales, ya sea de manera temporal o permanente, y se desplazan a otras partes de su propio país o fuera del mismo». Los factores que determinan las migraciones por consecuencias climáticas son: problemas derivados de la falta de recursos naturales como alimentos o agua, que pueden producir desplazamientos o conflictos armados, como es el caso del conflicto hídrico en Yemen, entre otros; la subida del nivel del mar, que conlleva la creación de zonas inhabitables o, directamente, a la desaparición de éstas; el aumento de desastres naturales a consecuencia de las variaciones climáticas que desemboca en emergencias humanitarias y desplazamientos; o el calentamiento global y sus consecuencias en la calidad de vida de las personas.

Tras observar cuál es la realidad de las consecuencias que conlleva la situación medioambiental, que no hace más que empeorar, es necesario señalar que hasta 2020 no existía a nivel internacional ningún tipo de legislación que protegiese a aquellas personas que se hayan visto en la obligación de migrar a otros países, lo que tuvo como consecuencia el rechazo de muchas de estas personas en el país de destino.

En 2015, un señor cuyo país de origen es Kiribati, se vio en la obligación de desplazarse por motivos climáticos, pues se había sumergido una gran parte del territorio, por lo que llegó a Nueva Zelanda, donde no le aceptaron y le reportaron. Tras esta expulsión, el señor denunció al Consejo de Derechos Humanos de la ONU lo que había sucedido. Gracias a dicha denuncia, la ONU tomó una decisión, en enero de 2020, que se considera un auténtico hito a nivel internacional y un avance en la protección internacional de los migrantes por motivos climáticos.

La decisión se basaba en la determinación, por parte de la ONU, de que los países receptores de los migrantes por motivos climáticos no pueden expulsarles, lo que violaría el derecho a la vida, ya que volvería a su contexto de origen donde la situación puede atentar contra ella. En esta decisión se incluyen tanto aquellos acontecimientos abruptos puntuales (catástrofes naturales como inundaciones, tifones, etc.) como acontecimientos más lentos (sequía, subida del mar, etc.). Esta decisión facilitará la aceptación en un futuro de nuevas solicitudes motivadas por los cambios climáticos.

En conclusión, con esta decisión la situación de los migrantes respecto al asilo por motivos climáticos ha mejorado; sin embargo, es necesario seguir creando herramientas de prevención y protección adecuadas ante dichas catástrofes cada vez mayores.

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