¿Qué es más efectivo contra la covid: limitar los aforos o controlar el CO2?

 ¿Qué es más efectivo contra la covid: limitar los aforos o controlar el CO2?


Hace unos días, un centenar de científicos dio la voz de alarma: “Es urgente abordar de forma coordinada la transmisión de covid por inhalación de aerosoles”, afirmaban en una carta suscrita, entre otros, por Adolfo García Sastre y Margarita del Val, destacados investigadores que se han convertido en dos de las voces más acreditadas de la pandemia de coronavirus.

Proponen ocho líneas de actuación centradas en el uso correcto de las mascarillas, las actividades en el exterior, la ventilación, la medición de CO2, la atención a los centros educativos, la divulgación sobre la transmisión y los espacios interiores. Este último punto es, una y otra vez, objeto de debate. Suben los contagios y, en comunidades como la de Castilla y León, se cierran los interiores o se limita su aforo. ¿Es efectivo?

En la carta dirigida al Gobierno de España, los gobiernos autonómicos y otros cargos públicos los científicos señalan: “Las limitaciones de aforo tienen escasa justificación técnica y deberían sustituirse por criterios de salubridad efectiva del ambiente interior (por ejemplo, en términos de niveles de CO2, además de otras medidas imprescindibles como el uso de mascarillas). Esto debe venir acompañado del desarrollo de procedimientos de verificación y normativas como forma de garantizar un bajo riesgo de contagio y también de proporcionar a empresas y autónomos el marco de referencia concreto y estable que necesitan y vienen reclamando”.

Pero este punto genera mucha controversia. “Es discutible, yo creo que sí es importante limitar el aforo porque es una forma de mantener la distancia entre las personas”, asegura Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia en la Universidad CEU San Pablo formado en la Facultad de Biología de Salamanca y en el equipo de Adolfo García-Sastre en el Hospital Monte Sinaí.

“Tenemos evidencia de que el virus puede transmitirse por partículas muy pequeñas que quedan mucho tiempo en suspensión, pero no de que eso sea la principal ruta de contagio”, apunta Juan Ayllón, director del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Burgos, también antiguo alumno de la Universidad de Salamanca y colaborador del virólogo asentado en Estados Unidos, e indice en que “la cuestión no es tanto si se puede producir un contagio vía aerosoles, sino cómo de relevante es en el sostenimiento epidemiológico de la pandemia”. En su caso es escéptico acerca de un papel muy relevante de los aerosoles porque “cada vez tenemos más claro que los principales focos de contagio implican cercanía muy próxima y sin protección”.

Y es que parece que es ese momento en el que nos retiramos la mascarilla cuando el riesgo se dispara. “La manera de reducir riesgos es taparse la boca después de consumir”, insiste Estanislao Nistal y hace hincapié en el uso correcto de las mascarillas.

Al respecto, el documento enviado por los científicos a las autoridades incide en que “la correcta colocación y ajuste son aspectos críticos. Estimamos que los defectos en el uso real de mascarillas están reduciendo su eficacia a menos de la mitad, lo que se traduce en una enorme cantidad de contagios que podrían evitarse”.

Otro factor clave para evitar contagios en los interiores es la ventilación. De este tema se habla desde hace un año. Los expertos defienden el uso de medidores de CO2 como “la mejor solución tecnológica de bajo coste para verificar si la ventilación es suficiente o hay que incrementarla”, pero muestran sus dudas sobre las tecnologías de limpieza del aire y reclaman a las autoridades recomendaciones y criterios de uso.

Sobre esta cuestión, Estanislao Nistal advierte de que “hay que tener cuidado porque el CO2 se acumula en la parte baja de un espacio, así que si se mide en la zona alta de una habitación, los niveles pueden ser buenos, por lo que habría que regular en qué lugar del espacio tienen que medirse”. Ante la duda, Juan Ayllón reitera: “Las principales medidas contra la transmisión por aerosoles son evitar espacios cerrados y mal ventilados”.

¿Y el aire acondicionado supone un peligro añadido? Los científicos han encontrado trazas del coronavirus en sistemas de aire acondicionado y conductos de edificios, lugares a los que solo se podía llegar mediante aerosoles. Nistal apunta: “Si mueve el aire y lo esparce, sí favorecerán los contagios, pero hay que tener en cuenta que a veces los aparatos de aire acondicionado resecan el aire y eso le va mal al virus”.



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