El virus deja secuelas en el padrón provincial, que el año pasado perdió 2.311 habitantes

 El virus deja secuelas en el padrón provincial, que el año pasado perdió 2.311 habitantes


Cada nueva estadística sobre la evolución de la población en Salamanca, ya sea el padrón, las defunciones, los nacimientos, las migraciones… dada a conocer en los últimos meses aporta nuevos datos sobre los efectos que tiene en la cifra de residentes la pandemia del coronavirus.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer un avance de los habitantes que perdió la provincia a lo largo de 2020 de acuerdo a los datos provisionales del Padrón Continuo. Fueron 2.311 vecinos menos. A un ritmo de seis personas menos cada día. Salamanca cerró el año pasado (y comenzó 2021, a 1 de enero) con 326.934 residentes.

Para hacerse una idea de lo que supone esta cifra, no hay más que compararla con la de años anteriores. Salamanca lleva años, muchos años, perdiendo población, y los números no son aún más escandalosos gracias al flujo migratorio y la cantidad de extranjeros que cada año llegan a Salamanca. Pues bien, la diferencia de población entre el año 2018 y 2019 fue de 1.354 personas menos, evidentemente. Entre 2019 y 2020 los vecinos de Salamanca siguieron bajando, pero aumentó notablemente la cifra de extranjeros residentes en la provincia y la sangría poblacional se mitigó un poco. Ese año, Salamanca ‘solo’ perdió 874 personas. La última cifra acaban de conocerla, 2.311, o lo que es lo mismo, un descenso 2,6 veces menor que el año anterior.

Las razones para explicar esta evolución parecen obvias y todo nos lleva a pensar en la pandemia, pero no solo por el incremento de la mortalidad a consecuencia del virus, sino también en sus efectos en la natalidad y los movimientos.

Aunque parece evidente que el número de fallecimientos sustenta ese descenso de población, para conocer de forma oficial estos últimos indicadores habrá que esperar todavía unas semanas.

El último dato certero es el correspondiente al primer semestre de 2020 (aquí se incluye lo más duro de la primera ola), cuando fallecieron 2.953 personas (cuanto en todo el año 2019 se superaron ligeramente las 4.000). Además, nacieron 909 bebés, aunque aquí la diferencia es mucho menos significativa, porque en 2019 nacieron aproximadamente el doble. A la hora de evaluar estas cifras, es donde deberían añadirse las cerca de 1.500 personas, entre el hospital y las residencias, que han muerto a lo largo de la pandemia, según los datos oficiales

Pero es que, además, si la población de Salamanca no ha caído de manera más estrepitosa en los últimos años ha sido por el favorable saldo migratorio. Cada vez viven más extranjeros en Salamanca y eso ha ayudado a que la sangría poblacional haya sido más suave pese a que las defunciones ganaban por goleada, año tras año, a los nacimientos.

Pero este año, la llegada de población extranjera ha sido menor que en otros ejercicio, porque no hay que olvidar que la pandemia provocó también el cierre de fronteras durante la pasada primavera. Así, aunque el número de extranjeros también ha crecido, según los datos dados a conocer ayer por el INE, un análisis comparativo de las cifras de los últimos años, ayuda a entender porqué en 2020 la llegada de cientos de extranjeros no pudo paliar la brecha entre alumbramientos y fallecimientos en Salamanca.

A 1 de enero de 2021 había empadronados en la provincia 15.022 vecinos llegados de otros países. Son 129 más que el año anterior. Sin embargo, el incremento ni se aproxima al alcanzado durante 2019, cuando hubo 1.606 altas en el padrón de población extranjera. También aquí se han notado las secuelas del virus.

 La exploración al detalle de los datos permite comprobar cómo los principales descensos en la población de la provincia se producen en unos segmentos de población muy concretos. Por ejemplo, el que más pierde es el de las personas que actualmente tienen entre 35 y 39 años, que pierde 719 efectivos. Y también resulta curioso que los tramos de edad entre los jóvenes de 25 a 29 años y los ya maduros entre 50 y 54, todos ellos pierden. La explicación es también sencilla. En esas franjas de edad se incluyen los muchos jóvenes que cada año abandonan Salamanca en busca de mejores oportunidades laborales, pero también los inmigrantes que llevan del extranjero cada año, y que este año no han sido tantos como en otras ocasiones.

El descenso de población, en este caso más vinculado a la covid y sus secuelas, también es evidente en las franjas de mayor edad. Así, el tramo de 80 a 84 años tiene 369 integrantes menos que hace un año, y casi 200 menos el segmento de población entre 85 y 89 años, que crecieron el año anterior. También pierde el grupo de 90 a 94, que en 2019 también aumentó su cifra; igual de los mayores de cien años, que de 2019 a 2020 fueron seis más, para llegar a 244, pero que en los últimos 12 meses han bajado en 13.



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