‘Alma Charra’, o el arraigo a su tierra de Venancio, en Santo Domingo

La Sala de Santo Domingo acogió ayer la inauguración de la exposición ‘Alma Charra’ en la que se recogen dibujos y esculturas de Venancio Blanco y que podrá visitarse hasta el próximo mes de Noviembre. Se trata de un recorrido que evoca el sentimiento y arraigo que tenía el artista con Salamanca, con sus campos y sus personajes.

Presidio el acto el alcalde de Salamanca Carlos García Carballo que señalo que «Venancio era un salmantino por los cuatro costados con profundas raíces salmantinas de las que siempre presumía». Añadió que «esta exposición recoge parte de esa mirada íntima y personal que aporto a sus obras de temas relacionados con las tradiciones, costumbres y paisaje de nuestra provincia».

Julio Domingo, presidente de la Fundación Mapfre recordó la feliz relación que la entidad tuvo con Venancio desde finales del pasado siglo y que se consolido con la inauguración del Museo de Escultura Religiosa del Monte del Pilar en Majadahonda. Además desde hace más de siete viene manteniendo un fructífero convenio expositivo con el Ayuntamiento de Salamanca y la Fundación Venancio Blanco.

El presidente de la Fundación Venancio Blanco e hijo del artista, Francisco Blanco Quintana, recordó que su padre «primero se consideraba salmantino y luego artista, que en cada mirada, en cada trazo, en cada frase, siempre tenía la evocación de la tierra que la vio nacer y en la que se crían los caballos y toros que inspiraron muchas de sus obras, y en las que crece la encina, la gran escultura de la naturaleza, y se encuentra el encinar el mejor museo de arte contemporáneo».

«Alma charra», la exposición recientemente inaugurada no es ni más ni menos que el propio alma de Venancio sobrevolando los rincones de la sala de exposiciones. Las veintiuna esculturas de bronce, dos de nogal y encina, respectivamente, y un buen número de dibujos conforman la exposición más «venanciana» de todas las celebradas hasta el momento.

Los trazos de esos dibujos de charradas, tamborileros, caballos, vaqueros y paisaje urbano salmantino, nos traen el recuerdo de la libreta y el lapicero que siempre se alojaban en el bolsillo de la chaqueta del artista.

Las esculturas de madera de nogal de Don Alipio Pérez Tabernero y doña Pilar Sánchez Sánchez, con traje charro, son las dos obras más tempranas de esta exposición (1942), en la que brillan con luz propia los Charros de las Torres, dos esculturas propiedad de la familia Nieto y que durante 30 años, desde 1968, recibían a los visitantes que llegaban a Salamanca por la carretera de Madrid. Durante las dos últimas décadas han estado recogidas en la nave de una finca y ahora los propietarios han accedido a la petición de la Fundación Venancio Blanco y presentarlas a los salmantinos o para conocerlas o recordarlas.

La réplica a escala del ‘Vaquero charro», que preside la entrada del Pabellón de Exposiciones del Recinto Ferial de la Diputación, también forma parte de una exposición en la que no faltan esas piezas en las que Venancio ponía el alma y el corazón, y que se plasmaban en los hombres y mujeres de su tierra a los que veía en el campo, en las romerías o los días de fiesta en el baile.

El aliento de Venancio retorna a la Sala de Santo Domingo y lo hace con el acento de su salmantinismo y charrería como homenaje a la tierra que siempre formo parte de su vida y de su obra. Una nueva muestra de la reivindicación de los nuestro, de Salamanca y de lo charro, de la que siempre hizo gala el artista de Matilla a cuantos lugares fue con el pasaporte universal de su arte.

Vanessa Gallardo, directora pedagógica de la Fundación Venancio Blanco, fue la encargada de hacer el recorrido inaugural y explicar a las autoridades y representantes de los medios informativos el contenido de la exposición.